sábado, 6 de agosto de 2011

Los sentimientos negativos, las emociones desbordadas, conducen directamente a las acciones materialistas y a los actos egoístas
Libro de Urantia. Pág.1121


A nivel mundial estamos frente a un fenómeno nuevo y es ver como la opinión ciudadana se manifiesta abiertamente en las calles, esto en sí mismo es un gran logro, desde el punto de vista que es bueno que la clase política tan desprestigiada hoy en día, deje sus intereses egoístas y escuchen la voz del pueblo, pero ésto que podría ser un gran avance social, se ve completamente amagado y sobre pasado por la violencia y la intransigencia de querer cambios que no se han realizado en décadas y que ahora pretenden que se hagan en meses, creando un clima contaminado, que es muy bien utilizado por el lumpe que sólo desea el saqueo y la destrucción.
Las discusiones y los gritos enrarecen el aire, más que las mismas bombas lagrimógenas, porque atraen lo negativo del prana que respiramos no solo nosotros, sino también nuestra psiquis, porque “Los sentimientos negativos, las emociones desbordadas, conducen directamente a las acciones materialistas y a los actos egoístas. En cambio el discernimiento frío y las motivaciones espirituales, conducen directamente a las acciones positivas, a los actos de servicio social y de benevolencia altruista.1121" porque la Armonía purifica el ambiente, llenándolo de paz, empatía y comprensión.
Estamos viviendo días, en que no podemos quedarnos quietos ni indiferentes ante lo que está ocurriendo, pero nuestra tarea más que salir a las calles o estar en contra de los que sí lo hacen, debe ser de armonía y de paz en medio del caos reinante, porque "sólo el amor a la hermandad, puede impedir que los fuertes opriman a los débiles.805" Cuando hablemos de la necesidad de cambiar el mundo, y de los errores y horrores de la sociedad, pensemos también en lo que estamos haciendo o dejando de hacer con nuestra conducta. Si no somos capaces de sembrar armonía en nuestra mente y esparcirla en nuestro entorno, es mejor que comencemos por mejorar nuestro estado anímico, porque nadie puede dar lo que no tiene y la paz no es la ausencia de guerra o de conflictos, sino que es un estado de conciencia interior que nos permite ver más allá de las simples apariencias.
Sabemos que vivimos en una jungla, en donde hay que saber defenderse para no ser devorados, pero la forma de hacerlo no es con la misma moneda, dejando aflorar nuestro carácter explosivo y destruyendo el equilibrio de la armonía. El que grita, es porque no tiene argumentos para ser escuchado, así es que aprendamos a dominar nuestro carácter y a ser conscientes del poder de la palabra, porque “ la lengua humana, es algo que muy pocos hombres pueden domar. Pero el espíritu interior, puede transformar este órgano poco dócil, en una dulce voz de tolerancia y un instrumento para manifestar misericordia.” 1640
El autodominio es indispensable en esta lucha por sobrevivir en paz, porque él nos da el discernimiento para tomar todo en su justo medio, sin angustia pero tampoco con desidia, porque sabemos que recibiremos lo mismo que hemos sembrado. Si nuestra vida está llena de resentimiento, de odios, de pensamientos negativos, nuestra vida sólo podrá ser un ruido molesto para los que nos rodean y para nosotros mismos. En cambio, si nuestra mente está en una frecuencia de armonía, serenidad y optimismo, entonces nuestra existencia será una hermosa sinfonía que será escuchada por todos, pudiendo así influir en forma positiva en el destino de nuestros países y del mundo.
En una orquesta hay muchos instrumentos, cada uno tiene su participación en la belleza de la música, si uno solo desafina, se arruina toda la melodía. Nuestra vida es algo similar... tenemos miles de cosas que hacer, pero si no las sabemos hacer cuando y donde corresponde, nuestra mente se desconcierta y en vez de armonía obtenemos la prisa y la angustia que hoy en día es tan común al ser humano y que nos roba la serenidad.
Nuestrra principal misión hoy en día, es ser un instrumento útil y afinado en las notas armoniosas de la paz, debemos creer en el poder de nuestras vibraciones positivas, no dejemos que las escenas de violencia exhibidas una y otra vez en la TV se aniden en nuestra mente, hagamos un súper esfuerzo y aprendamos a sobrepasarlas, pidiendo lo que San Francisco de Asís pedía:
Señor, haz de mí un instrumento de tu paz:

donde haya odio, que yo lleve el amor,
donde haya ofensa, que yo lleve el perdón,
donde haya discordia, que yo lleve la unión,
donde haya duda, que yo lleve la fe,
donde haya error, que yo lleve la verdad,
donde haya desesperación, que yo lleve la esperanza,
donde haya tristeza, que yo lleve la alegría,
donde haya tiniebla, que yo lleve la luz.
Oh, maestro, haz que yo nunca busque
ser consolado, sino consolar,
ser comprendido, sino comprender,
ser amado, sino yo amar.
Porque es dando como se recibe,
es perdonando, como se es perdonado.

yolanda silva solano