jueves, 7 de febrero de 2013

MEMORIA DE LOS ANCESTROS DE LEMURIA

por Cristian Sánchez Barros




“La Antártida fue el principio de todo y será el principio del Final del Tiempo Alternativo. Desde allí habrá de surgir de nuevo la presencia crística del maestro

de maestros, aquel que conectó las siete realidades. Así está establecido desde el comienzo.”

(de la información que recibiera en la experiencia con el guía Mardorx en los Cajones, Parque Nacional Talampaya, el 12- 10 - 2002)
El olvido impuesto

Tiempo antes de que se cumpliera el anterior ciclo cósmico, la Confederación de Mundos de la Galaxia encomendó a un grupo de científicos a que viajara en el tiempo y el espacio hasta la Tierra y evaluara los avances alcanzados por los seres que poblaban el extenso territorio de Lemuria. Una vez hecho el relevamiento y al percatarse los exploradores del extraordinario avance alcanzado en su desarrollo mental y espiritual, se puso en marcha un plan para impedir que la raza lemuriana pudiera hacer pasar la Tierra al real tiempo del universo, cosa que estaban a punto de hacer. La razón era que los interventores no habían estado presentes en todo su desarrollo y esa inminente conexión les generó gran temor al considerarla fuera de control por sus impredecibles consecuencias.

En ese entonces los lemurianos aguardaban un evento cósmico en especial, porque eran conscientes de que estaban viviendo en una paradoja espacio temporal y que se acercaba una fecha que sería propicia para efectuar el salto que los uniría con el tiempo real del universo. Por eso para los interventores la sorpresa fue mayúscula al darse cuenta de que los nativos terrestres estaban a punto de proyectar el planeta a través de un hiperportal a la cuarta dimensión.

Los lemurianos de aquel tiempo eran altos, esbeltos, de piel oscura y habían alcanzado una notable sensibilidad que les permitió compenetrarse e interactuar con los elementales de la naturaleza, así supieron comprender que a cada elemento correspondía una función en el conjunto, pudieron ver entonces que todo llevaba a un perfecto equilibrio al cual respetaron e integraron.

Tal actitud de madurez llamó la atención del propio espíritu planetario, quién proyectándose como una dama vestida de luz tomó contacto con sus ancianos maestros y les instruyó en cuanto al equilibrio que debían guardar en su evolución como raza. Así los lemurianos crecieron en ambientes ideales y construyeron ciudades utilizando los propios elementos que el planeta mismo les proporcionaba, ello dio como resultado un desarrollo armónico con los reinos minerales, vegetales y animales que les rodeaban. No destruían para construir, sino que por respeto buscaban que sus necesidades se adaptaran a los lugares y fantásticamente el espíritu cristal del planeta se ocupaba de fusionar una y otra necesidad para que recíprocamente convivieran en armonía. Incluso al respetar los ciclos de la naturaleza tampoco tuvieron problemas con el clima, en síntesis la Tierra les proveía de todo y les protegía como una madre cuida a sus hijos. De esta forma los lemurianos garantizaban que el planeta se desarrollara en armonía porque como hermanos mayores que eran en la escala evolutiva velaban por todo ser viviente respetando los ciclos y así, como un gran corazón, con cada pulsación el espíritu del planeta iba dirigiendo la gran obra de la creación en este mundo situado en un rincón del inconmensurable universo.

La memoria de los ancestros

Frente a esta impensada realidad, los interventores cósmicos idearon un plan de control sobre los lemurianos; inducirlos al olvido de todo lo que había alcanzado como civilización avanza (con lo que también se cortaría su conexión espiritual con la naturaleza), pero asegurándose de que en el futuro pudieran recuperar la memoria y su conocimiento a través del despertar gradual de la conciencia y de una palabra clave, el nombre cósmico, que como llave les activara el recuerdo.

A todo esto, los sabios lemurianos que tenían desarrollada la clarividencia, al saber lo que les podía deparar el futuro decidieron poner a resguardo su conocimiento y su historia, por lo que dejaron todo grabado en cristales que depositaron en lugares protegidos y sembraron en sus alrededores piedras con forma de corazón para que funcionaran como marcadores y activadores.

De este modo, los ancianos de Lemuria esperaban que miles de años después la humanidad pudiera acceder a esos sitios y rescataran la información, la comprendieran y procuraran concretar lo que no lograrían hacer ellos. Para eso la humanidad tendría que esperar la siguiente alineación planetaria que se daría recién el 21 de diciembre del año 2012 para proyectar la Tierra a cuarta dimensión, evento que provocaría una fusión del tiempo alternativo con el tiempo real, dando así nacimiento a un tercer tiempo, el nuevo tiempo.

Este hecho también permitiría que renazcan los espíritus de muchos planetas que hoy están inertes en medio del estancamiento cósmico. Ello sería posible porque el soplo primigenio que les dio vida, sus esencias primeras han permanecido guardadas en cristales en el corazón del planeta Tierra.

La barbarie de los satánicos

Pero volviendo al relato, hace algo más de 25.000 años, posteriormente a la intervención científica, se encomendó a un contingente de guardianes y vigilantes procedentes de Orión y de las Pléyades para que custodiaran el planeta más de cerca.

A poco de llegar, los guardianes Oriones, de aspecto reptiloide y liderados por Satanel, ignoraron lo previsto por las jerarquías cósmicas y pusieron en marcha todo un plan para hacer fracasar el proyecto en la Tierra y comenzaron a realizar una serie de experimentos con los lemurianos. Primero fue con un grupo reducido de ellos y luego se extendieron a un colectivo cada vez mayor.

Esto guardianes montaron laboratorios, construyeron grandes centros de detención y terminaron convirtiendo en polvo lo que antes eran armónicas y bellas ciudades, rompiendo el equilibrio que reinaba en todo el continente de la Lemuria, pues la idea era hacer desaparecer todo vestigio de lo que había alcanzado esta noble y sabia civilización.

Sólo hubo una zona donde los oriones satánicos no pudieron acceder ni destruir; La Antártida y la razón fue que intervinieron entidades mismas del plano espiritual, presentes aún hoy allí, para poner a resguardo el sitio en que fuera anclado el tiempo alternativo de la Tierra. El templo de cristal, su gran pirámide, sede del chakra corona planetario, que concentra las energías que provienen del sol central de la galaxia y de todos los centros energéticos del planeta.

Los oriones disidentes al Plan sumaron odio y resentimiento al descubrir en los lemurianos su fuerte conexión espiritual, la cual ellos no entendían, temían y rechazaban. Entonces con el pretexto de asegurar de que no se produjera en el futuro un salto accidental de reconexión con el tiempo real, estos guardianes y vigilantes dieron rienda suelta a sus mas agresivos instintos de destrucción y con ensañamiento realizaron horribles experimentos con los hijos de la Tierra, desde drogas químicas hasta modificaciones a nivel genético, todo con el fin de suprimir cualquier posibilidad de desarrollo futuro.

En especial, los oriones se interesaron en dominar a sus prisioneros a través del dolor físico y psíquico, por lo cual los sometieron a inimaginables tormentos. Fue así que finalmente, convertidos en esclavos sin voluntad miles de lemurianos fueron utilizados como objetos desechables para las más peligrosas tareas como la excavación de túneles y extracción de minerales en las profundidades rocosas.

Pero un grupo de estos hijos de la Tierra logró ponerse a salvo gracias a que el espíritu del planeta los cobijó en sus propias entrañas, estos remanentes luego pasarían a formar parte de la Hermandad Blanca de la Tierra, encargada de resguardar los archivos del conocimiento y ayudando a lo largo del tiempo a activar el recuerdo a la incipiente humanidad que nacía después del retroceso evolutivo.

Entonces lo que inicialmente se había diseñado como un plan de control sobre los lemurianos, induciéndolos al olvido pero asegurando a su vez de que en el futuro recuperaran la memoria y sus conocimientos, fue distorsionado por el odio y la envidia de quienes debían protegerlos, lo cual llevó al retroceso evolutivo y casi a la total destrucción de la Lemuria.

Sin embargo, hemos de señalar que hubo una minoría de estos oriones que al ver la desnaturalización de la misión encomendada por las jerarquías cósmicas comenzaron a sentir rechazo por todo lo que se estaba llevando a cabo, llegando entonces a plantear frontalmente su oposición y a revelarse contra los satánicos, siendo entonces reducidos y ejecutados por éstos.

En ese tiempo fue tal el control que los Satánicos ejercieron sobre el Planeta que incluso llegaron a influenciar negativamente a sus pares pleyadianos, quienes permitieron las atrocidades ya mencionadas y a tal punto llegó todo que los lemurianos fueron escandalosamente entregados a ciertas civilizaciones depredadoras dedicadas a invadir mundos para que conformaran la primera línea en ejércitos que servían a los fines de una ambición descontrolada por el poder y la destrucción.

Tal vergonzante actitud llegó finalmente a conocimiento del Consejo de los 24 Ancianos de la Galaxia quienes resolvieron enviar una fuerza especial de la Confederación para que restablecieran el orden. Fue así que se libraron distintas batallas fuera y dentro del planeta hasta que finalmente los oriones fueron sometidos y confinados en la misma Tierra, donde envejecieron y murieron, quedando sus esencias atrapadas en el plano astral desde donde comenzaron a influenciar negativamente a la humanidad buscando su autodestrucción.

Este influjo satánico hoy día actúa sobre grupos de poder y gobiernos para generar conflictos sociales, contaminaciones, magnicidios, y guerras. La oscuridad además cuenta con individuos que a su servicio falsean el conocimiento, confunden y engañan, buscando anular en la gente su despertar para sumarla a sus filas.

Transformar el dolor

Pero a lo largo de la historia también han existido personas decididas y valientes que guiadas por su conciencia y asistidas por las jerarquías de luz han venido trabajando para contrarrestar a los satánicos y enseñando a otros a trabajar la voluntad, la humildad y el discernimiento como medios para su despertar y evolución.

Por eso, la contienda más importante se libra en el interior mismo de las personas, en una lucha por el despertar de la conciencia dormida. Porque es la conciencia lo que permitirá a la humanidad liberarse de las cadenas de la ignorancia que provocan miedo, frustración, resentimiento y odio, sentimientos autodestructivos al igual que el ego desmedido, todo lo cual en los tiempos antes relatados los satánicos supieron inocular en nuestros antepasados lemurianos y que hoy afectan tanto al mundo.

Si la humanidad se libera de esta programación que le muestra una realidad distorsionada y falsa, que la hunde en el desánimo, el descreimiento y el pesimismo, estará en condiciones de expandir su visión, comprender el Plan y en consecuencia precipitar el salto a cuarta dimensión.

Todo lo que se le ha ocultado por milenios a la humanidad ya está comenzando a ser develado por distintos canales. Pero sólo si nos conectamos con nuestro real ser, con esa partícula divina que cada persona lleva en su interior, podremos sentir toda esta reveladora historia, comprenderla, aceptarla y hasta el dolor que nos pueda provocar en algún caso, transformarlo en perdón a través del amor. Porque el amor profundo, el amor verdadero, puede atravesar indemne la barrera del dolor y transformarse en perdón.

Al final, quienes por temor quisieron destruir a la raza lemuriana hicieron que ésta se fortaleciera y que su logro evolutivo tenga más merito por tantas dificultades superadas. Hoy la actual humanidad tiene en sus manos la posibilidad de dar el perdón consciente a estos guardianes y con tal actitud enseñarles que el amor es la fuerza creadora más poderosa del universo y también la de lograr la redención cósmica.

Estamos viviendo el momento más trascendental de nuestra historia y tenemos la oportunidad de ser partícipes de esta gran transformación humana y planetaria. Muchos ya están actuando en este cambio dejándose guiar por el corazón, sembrando fe, esperanza y amor en los demás para que la luz se multiplique y llegue a brillar en cada rincón del Planeta.

Hagamos realidad el nacimiento de una nueva humanidad en un nuevo tiempo y el encuentro final con otras civilizaciones extraterrestres que son parte de nuestro origen y futuro en común.


Cristián Sánchez Barros (Hell Aham)

Buenos Aires, Septiembre de 2012