martes, 7 de febrero de 2017

Fragmento extraído de un Cassette de Sixto Paz Wells



Fragmento extraído de un Cassette de Sixto Paz Wells:

“… Hay otro tipo de mentalismos; es cuando de pronto alguien quiere llamarle la atención a alguien y no me atrevo a ir directamente donde él y decirle: cambia, reacciona; entonces recibo una “comunicación” en la que los guías entre comillas dicen: cambia, dirigiéndose a tal persona, entonces se enteran todos, entonces le hago daño a esa persona porque la estoy hiriendo en su amor propio, en su ego, en su vanidad; todos la tenemos, y por qué nos vamos a molestar porque esa persona no crea en la comunicación, se resista o se ofenda con nosotros, si esa no es la manera de llegar.
Si nosotros vemos errores en los demás, habiéndonos examinado nosotros, y queremos ayudar a esa persona, después de que nosotros hemos empezado a superar nuestros errores, no podemos tratar de cambiar al resto, ya que sí ya es difícil cambiarnos a nosotros mismos, pues más difícil o imposible es tratar de cambiar a los demás. Lo que podemos es ayudar a los demás en su proceso de autoconocimiento, muchas veces sugiriéndole o haciéndole observaciones sobre cosas que no se da cuenta, o quizás también sea un error de observación, por eso hay que conversar con la persona. Si vemos algo en lo que podemos ayudar a alguien, un defecto que mantiene, podemos acercarnos y llamarlo a parte y decirle: sabes me parece que estás cometiendo este error, que piensas equivocado, tienes estos modales que son negativos, trata de cambiar. Si la persona nos expone que no es así, y nos damos cuenta que era un error de observación, todo queda allí, pero si la persona de repente reacciona y dice: tienes razón, no me había dado cuenta, entonces le damos la oportunidad para que esa persona cambie, tomando conciencia de sus errores para que no los cometa más; pero si vemos que sigue reincidiendo, hablemos de vuelta con esa persona, no vaya a ser que lo que le falte es estímulo, fuerza. Pero si vemos que es reincidente porque no quiere cambiar, llamemos entonces a otra persona en la que ésta persona tenga confianza y delante de ella llamémosle la atención siempre de la mejor manera, hablar con mucho tacto, con mucho tino, no destruir a la persona, para que la persona se de cuenta que es una preocupación sincera; si aún así no cambia, ya delante de todos, pero sin tratar de destruirlo, sin ofenderlo, decirle: hermano, recuerdas que en aquella oportunidad te hablé, todos lo saben, todos se dan cuenta de tu actitud que no es positiva; por favor, te pedimos que cambies cuenta con nosotros, queremos ayudarte, pero no acusarlo, no tratar de dejarlo mal, no tratar de destruir al prójimo…”

“…Hay mentalismos típicos como los saludos; a veces uno lee un saludo y esto es un ego pues todavía uno no ha superado su ego. El grupo tiene que trabajar mucho con el ego, el egoísmo, la vanidad, la soberbia. El ego se manifiesta en cada uno de nosotros de forma distinta, algunos somos más soberbios que otros, algunos somos más orgullosos, otros somos más egoístas, en el sentido de acaparadores, nos cuesta compartir las cosas. Tenemos que irnos venciendo cada uno en lo que mas nos cuesta; no llevar todo esto al terreno de las comunicaciones, en algunos momentos nuestro ego nos lleva a que en las comunicaciones la parte mentalizada del mensaje sea el saludo; el saludo puede ser: “queridísimos y amadísimos hermanos de la Tierra, de entre todos los seres humanos de la Tierra ustedes son lo máximo”. Pero tampoco vamos a encontrar nosotros la actitud del hermano masoquista, no ya del ególatra sino del masoquista que dice: “queridísimos hermanos basuras de la Tierra” , ¿ cómo va a decir eso una comunicación de los guías? , por favor. …”
A veces también el mentalismo es a la hora de ver quién es el que firma el mensaje; supongamos que yo recibí una comunicación y de repente firma Olmex, ¿ y quién es ese?, este es un segundón de los guías, uno más, es lo que llamaríamos un guía del montón; a no yo quiero un guía importante, vamos a forzar las cosas y firmar Oxalc y por qué no, uno de los 24 ancianos para darle más contundencia al mensaje. Eso nos pasa porque nosotros no tenemos discernimiento; primero hay que trabajar mucho con el ego, con la vanidad, o sea con las manifestaciones del egoísmo en cada uno de nosotros; tenemos que trabajar también con aquellas técnicas que lleven a nosotros para el dominio de nuestra voluntad, a fortalecer nuestra mente …”