lunes, 10 de agosto de 2009
EL COSTO DEL PLAN COSMICO
EL COSTO DEL PLAN
victor callirgos diaz"
rahmamoquegua@yahoo.es
A todos es necesario les sea notorio el costo del Plan Cósmico. En este caso, como sabemos, el dinero válido no son los billetes o monedas que el sistema de este mundo emplea para la compra de bienes o servicios. Cierto que si la estimación de gastos por el Plan implicara los conceptos del sistema, la suma de los presupuestos de todos los tiempos como aporte no representaría ni el valor de un penique en el divino y real requerimiento, cuyo alcance involucra la asistencia y presencia de millares de millares de estrellas, planetas, seres y naves.
¿Cuál será el costo del servicio realizado por nuestros Hermanos Mayores, Ancianos, Maestros y Mentores? ¿Cuál el precio y costo del servicio de la Hermandad Blanca del Espacio en la evolución del Plan Cósmico y en el despertar de conciencia terrestre? ¿Cuál es la moneda de valoración?
Desde que el Verbo posó sus plantas en la Tierra, otorgando a la humanidad el don de la palabra, ésta ha recorrido un grande trecho de tiempo y espacio en el cosmos; sin embargo, mucho antes el plan giraba sus divinas ruedas y el ajetreo cósmico de los seres estelares se avocaba al fiel cumplimiento de las emanaciones del Profundo Amor, quien inspiraba deleitosamente en ellos su inescrutable propósito.
La información veraz que se da sobre el costo del Plan es sumamente admirable: ¡queridos hermanos, el Plan divino no cuesta nada, es “totalmente gratis”! El Profundo Amor asume todo el costo, lo paga todo; de allí, con profundo regocijo, toman debida fuerza nuestros mentores y mayores, esperando que el planeta Tierra dé a luz a los Hijos de la Luz, para que su gozo y el nuestro sea totalmente completo.
El Plan Divino es amor y compromiso. Compromiso y amor en el decurso de la existencia de nuestros Mayores, quienes al aproximarse por amor, a las densas vibraciones de la mentalidad humana (aunque todo tiene su asepsia), ponen en riesgo la pureza de su perenne ofrenda al Altísimo; empero, “arriba” nunca dudó de dar la mano “abajo” para restaurar lo perdido, y así en compensación inesperada, descubrir en el proceso todavía mayor éxtasis en la ínclita pureza de los designios del Profundo.
Ahora, “abajo” o las plantas de los pies del Altísimo tienen un rol que cumplir asumiendo el costo del Plan con actitud de entrega y sacrificio. Jesús y los Grandes Maestros hicieron lo mismo. Nuestra actitud no tiene precio. Es el rol y la misión que ofrecimos realizar; somos el amor gratuito del Profundo para todo el Cosmos y su cumplimiento la muestra de nuestro fiel amor al Único Adorable, Verdadero y Profundo. El esfuerzo de los maestros protegió el fecundo Árbol de La Verdad en la Tierra y éste, ahora, en el tiempo del Altísimo, dé sus frutos.