Los petroglifos de Pusharo, "piedra de Roseta" de los Incas (2006)
Mi campaña de investigación de 2006 tenía dos objetivos: descubrir la ciudad inca que se esconde en la zona de las "pirámides", y perforar el misterio de estas "pirámides" enigmaticas, que siempre nos escapaba. Y luego, volver al sitio de los petroglifos de Pusharo, que no dejo de estudiar y de interpretar desde el 2001.En el pongo del rio Negro, nuestros exploradores buscan los indicios de la presencia de la ciudad de las "pirámides".
(Foto: Thierry Jamin, julio de 2006)
Descubrimos todavía una cantidad impresionante de indicios arqueológicos, probando su existencia. Pero, hasta hoy día, esta ciudad permanece siempre imposible de encontrar. Todavía descubrimos numerosos utensilios, armas; soltamos terrazas, y descubrimos un túnel, pero siempre ninguna ciudad perdida.
Por fin, en agosto de 2006, ponemos en pie una gran campaña de investigaciones en el sector de Pusharo. Y los resultados de esta segunda expedición van a revelarse absolutamente extraordinarios.
Quería volver en el sector de Pusharo, porque, en 2001, al final de un primer estudio, Herbert Cartagena y yo habíamos observado sobre una montaña distante de varios kilómetros, la presencia de una cara inmensa. Y quería verificar este fenómeno. ¿Se trataba bien de una cara realizada por el hombre o de un capricho de la naturaleza?
Vista parcial de la pared principal de Pusharo o Sector I-A.
(Foto: Thierry Jamin, agosto de 2006)
Algunos datos sobre esta roca: se trata de un tipo de acantilado, sobre el cual se descubrió en 1921 una cantidad impresionante de figuras grabadas. Estas figuras, o petroglifos, nunca habían sido estudiadas de manera científica antes de que me interese a este sitio, a partir de 2001. Cubren la roca sobre una treintena de metros de longitud y sobre cinco a seis metros de altura. Estos signos, cuyo origen inca probamos, perdidos en la selva plena a centenas de kilómetros del mundo habitado, parecen representar ríos, montañas y lugares de poblaciones. Ciertas figuras aparecen luego desaparecen como por magia en momentos muy precisos del día. Se va así de tres "soles": un sol naciente, un sol al zenit y un sol poniente. Podría ser direcciones. Las "pirámides" de Paratoari por ejemplo figuran sobre la roca. La pequeña ciudad de Mameria, descubierta por Nicole y Herbert Cartagena en 1979 es también señalada a Pusharo. ¡Y la ciudad qué, según yo, se esconde cerca de las "pirámides" también está señalada claramente!
¿Estos petroglifos no serían un tipo de "mapa geográfico memoria" de una región dada? La de Paititi por ejemplo. Si esta ciudad legendaria verdaderamente existe, entonces Pusharo es sin duda una de las llaves para llegar allá.
Vista parcial de la segunda pared de Pusharo, o Secteur II.
(Foto: Thierry Jamin, agosto de 2006)
¿Esta segunda roca de Pusharo no estaría como una "reliquia" de esta escritura perdida de los Incas, que nunca se ha encontrado? Es allí un tema que me parece apasionante y que es muy próximo de la búsqueda de Paititi, la ciudad del Saber. Allí dónde se enteraba posiblemente del uso de la qellcca, es decir de la escritura. Etimológicamente, en efecto, Paititi podría reenviar al término quechua paykikin, que significa "igual a", "gemela".
Frente a la pared principal, las inmensas caras del Sector IV, grabadas en la montaña, llaman la atención de los exploradores.
(Foto: Thierry Jamin, agosto de 2006)
Han sido realizados por los Incas. El más grande tiene posiblemente 200 metros de envergadura. Según nuestra hipótesis, se trataría de un sistema elaborado de "balizas" para señalar la presencia de los petroglifos de Pusharo.
Pudimos determinar luego que los petroglifos de Pusharo eran bien un "mapa geográfico memoria" imaginado por los Incas para guiarlos a través de la selva sin perderse, hasta un destino todavía desconocido: Paititi posiblemente.
Y descubrimos que Pusharo era no sólo una representación global del Incanato en una época muy precisa de su historia sino que un mapa regional (el del Antisuyu).
El descubrimiento de este perfil magnífico, el de un Sapa inca, aregla definitivamente la cuestión de la filiación cultural del sitio.
(Foto: Thierry Jamin, agosto de 2006)
Ciertos cronistas dicen en efecto que los Incas, hacia el fin del siglo XV, en la época de su expansión hacia esta región amazónica, habían edificado dos ciudadelas sobre el camino de la ciudad perdida. Pero "olvidan" decirnos donde…
Y siempre para más detalles sobre las expediciones de Thierry Jamin: Thierry Jamin, Pierre-Albert Ruquier, "L'Eldorado inca. A la recherche de Païtiti", éditions Hugo y Cie, Paris, novembre 2006. Comprar el libro en línea: pulse aquí.