viernes, 8 de marzo de 2013

UNA APROXIMACIÓN AL PENSAMIENTO “ZEN”…

· Publicado por sergio morales

Le urge al hombre encontrar un camino que le enseñe a liberarse del seductor engaño de confiarse a los sueños, a la ambición, a los estímulos de una publicidad o de una propaganda exteriores grandilocuentes como orientaciones de su actividad.

El zen, forma de interpretar la realidad de origen budista, recoge una sencillez de principios de dificil transmisión a través de las palabras, que trata de rescatar al hombre del sufrimiento de la existencia.
La doctrina zen remarca con especial interés como fundamentos de su enseñanzas:

- La recuperación de la simplicidad y de la sencillez.
- La posibilidad de hallarlo todo, paradójicamente, al perderlo todo.
- Un especial entusiasmo en la riqueza del vacío.
- La inexistencia de un principio y un fin. Tan sólo existe el vacío.


El zen trata de ser una reconciliación de la persona con el ser sensible, con el cosmos, gracias a la cual el hombre se centra en la realidad que le envuelve captada ahora en su íntima verdad dando de lado a la engañosa verdad que manejamos en el mundo conceptual y lógico. El pensamiento discursivo-lógico-racional-conceptual es descalificado por la postura zen.

La realidad fundamental de uno mismo, en sí cercana y natural se nos resiste, nos cuesta mucho captar por un simple error de perspectiva mental.
El zen persigue el derrumbamiento de toda nuestra falsa construcción mental alcanzando así nuestra mismidad. La emancipación de la conciencia, el encuentro con uno mismo integrado completamente en el universo, como mejores líneas de contacto con la realidad.

¿QUÉ ES EL ZEN?

El taoismo chino, modo de liberación primitivo, apadrinó el nacimiento del zen, al unirse al budismo mahayana hindú. La fusión de ambas filosofías dieron nacimiento al "zen".

El zen es un método budista para conseguir una comprensión directa de la realidad (de la vida). Fue difundido durante el Siglo VI desde la India a China donde se le consideró como "lo que apunta directamente al corazón del hombre"…

El zen se basa en una sencillez de principios incomunicables con la palabra, más bien con una simple sonrisa.

Es un modo de vida basado en el budismo y en su vía del medio que consiste en evitar los extremos.

Los extremos son el abandono a los placeres y el disfruto por un lado, y por el otro la agonía de las mortificaciones y austeridades.


La doctrina zen persigue en síntesis:
* Experimentar las realidades cotidianas de forma objetiva, tales como son, y no como nos gustaría que fueran.

* La recuperación de la simplicidad y sencillez

* Hallarlo todo al perderlo todo.

" La posesión crea conmoción provocada por la ansiedad que hace nacer en el hombre".

" La frustración de un deseo reprimido crea ansiedad".

* Detener el intelecto y la imaginación para poder experimentar las realidades concretas como son realmente.

* Liberarse del yugo de los "conceptos". Destruir las rígidas formas del pensamiento con el que intentamos poseer la vida.

* Encontrar el entusiasmo en la riqueza del vacío.

* Despertar el sentido innato de la existencia.


EL VACÍO
Para el zen vaciarse significa darse cuenta de que realmente no se tiene nada y que nunca se ha tenido nada.

Nada que ganar y nada que perder, nada que dar y nada que recibir; ser exactamente así de pobre y sin embargo ser rico en posibilidades inagotables.

El vacío zen es un vacío dinámico y vivo, inaprehensible y atemporal, cuya verdadera naturaleza permanece desconocida. La esencia de la vida se siente, no se piensa (no se racionaliza o conceptualiza), y cuando se capta se comprende su naturaleza de vacío.

Ese estado de "desprendimiento" y "ausencia" de deseos es a la vez espiritual y psicológico.

Un poema zen dice así:

"El camino perfecto carece de dificultades excepto la de negarse a admitir preferencias, sólo cuando se ha liberado del odio y del amor se revela plenamente y sin disfraces; una diferencia de un décimo de pulgada es lo que separa al cielo de la tierra.

Si quieres verlo con tus propios ojos, no debes tener pensamientos fijos, ni a favor ni en contra."

"Todo es adecuado y a la vez nada es adecuado"

El zen descubre su esencia en la vida trivial y sin acontecimientos extraordinarios, del hombre corriente. Rechaza todas las escrituras (textos) y opiniones de otros en beneficio o preferencia de la experiencia personal. También rechaza las actitudes excesivamente reverente ante los temas sagrados.

Habla el maestro zen Dogen:
"Aprender el camino de Buda, es aprender acerca de uno mismo.

“Aprender acerca de uno mismo es olvidarse de uno mismo.
“Olvidarse de uno mismo es estar iluminado por todas las cosas del mundo.
“Estar iluminado por todas las cosas del mundo es prescindir del cuerpo y de la mente propias."

Habla el maestro zen Ummon:
"Cuando camines, limítate a caminar. Cuando te sientes, limítate a sentarte. Y sobre todo, no titubees."
LOS PROCESOS MENTALES Y SUS FALSAS REPRODUCCIONES
Al vivir en la espontaneidad, en la naturalidad, de nada sirven los dogmas y las teorías.

Objetivar, cosificar, conceptualizar la realidad es la pretensión obsesiva que persigue el conocimiento convencional del hombre de occidente.
Todo lo que se presenta frente a él, ya sea divino o humano ha de ser clasificado y encapsulado dentro de una definición rígida e inamovible. De esta forma nos formamos ideas, creencias, deseos y aversiones todas ellas ficticias, ajenas al mundo verdadero de la realidad presente y siempre cambiante.
NUESTRA PROPIA NATURALEZA (LA INCLINACIÓN NATURAL)
Nos pasamos la mayor parte de nuestras vidas respondiendo al mundo tal como creemos que se espera de nosotros, lo cual ha dado lugar a la creencia de que poseemos un conjunto de características que, sumadas, constituyen una "personalidad".

Pero la verdadera "persona" está debajo de esa máscara pesada y artificial.
EL OBJETIVO DEL ZEN
El zen trata de alcanzar el perfeccionamiento o la iluminación del ser humano de forma espontánea, instantánea, instintiva y natural. De forma fulminante se conquista la comprensión de la realidad y la armonía o integración del ser en la totalidad integradora del universo.

Luego el camino zen, llega incluso a confundirse con la meta.

El zen trata de conseguir vivir en la verdadera realidad, y para ello crea a su alrededor un clima o atmósfera para alcanzar la iluminación.

Para ello se sirve de tres elementos:
- La meditación sentada o zazen, las enseñanzas de los maestros o sutras y los koan.
El zen persigue la aniquilación del orgullo, la vanidad, la obsesión, la susceptibilidad y la excesiva animosidad. El zen detesta el egoísmo que se manifiesta en efectos calculado (con resultados artificiosos y efectistas) o cualquier otro tipo de autoglorificación.

EL SATORI ZEN (LA ILUMINACIÓN INMEDIATA)
Para vivir la verdadera realidad de forma armoniosa con el universo es necesario alcanzar el "satori zen" o "iluminación inmediata". Trás una acumulación de conceptos y argumentaciones se llega al límite de carga admisible y el edificio se derrumba en sí y entonces se abre un nuevo cielo a lo lejos.
Se trata de una especie de catástrofe espiritual que se presenta súbitamente. Estamos, entonces en el verdadero punto de arranque hacia la iluminación.
Para ello hemos de:
* Deshacernos de todas las imágenes ilusorias continuamente repetidas sobre las que ha cristalizado durante tanto tiempo nuestra voluntad y que nos han proporcionado tantas angustias y preocupaciones.

* Olvidarnos de nuestro "yo", siempre tomado tan a pecho y siempre origen de sufrimiento.

* Desterrar todas las obsesiones que continuamente nos crispan, paralizan y absorben nuestra energía "En el misterio de la paz interior no se puede entrar racionalmente, con la lógica. Sólo es posible a través de la ininteligibilidad".

Una vez alcanzado el satori, las excitaciones exteriores ya no provocan deseos contradictorios de manera que el hombre, a partir de entonces, ya no sufre con las miserias de la vida.
La ascensión al satori lleva consigo la disipación de todas las dudas e indecisiones. Ya no hay nada de lo que evadirse.

Las complicaciones pasadas y presentes, siempre para nuestro intelecto, gravosas e innumerables, ya no valen la pena.

Hasta entonces, nuestros esquemas mentales sometidos al reino de la tiniebla impenetrable nos han impedido el disfrute de la vida. El nuevo descubrimiento zen a través de la iluminación hace que el espíritu se sienta libre y en libertad; es sinónimo de espontaneidad, lo opuesto a la afectación.

La afectación, el engolamiento, los aires místicos son síntomas del fracaso en la búsqueda de la verdad.
El zen huye del artificio y de la intencionalidad.

Lo "perfectamente natural", "lo no afectado" son muestras de la liberación.

El espíritu ahora universalista, integrado en el cosmos, ya no se siente comprometido por y con nada y sin apegarse a nada se coloca libremente en una omnipresencia perfecta que equivale a una especie de perfecta inmovilidad.
"Aplacad todas vuestras ansias, sed como ceniza fría y plantas marchitas; mantened la boca estrechamente cerrada, hasta que crezca en ella el musgo, sed inmaculados como puro lienzo blanco.

Sed fríos e inanimados como un incensiario en un santuario abandonado. Símbolo del estado de la nada absoluta."
El "satori" es, pues el estado donde cada uno encuentra el lugar que le corresponde en el flujo de la vida, identificándose con todo lo existente y amado. Alcanzar el "satori" equivale a descubrir el significado de la propia existencia.

Experimentar el estado natural de la mente, del que emanan todas las buenas acciones y la armonía.

Llegar a ser verdaderamente "humano", relacionándose con los demás con una conciencia y comprensión intuitiva totalmente desinteresadas.
El "satori" es un estado interno, lleno de claridad y paz en el que logra en cada persona identificarse con todo lo que a uno le rodea y contemplar a la gente sin juzgarla. Para el hombre "iluminado" el "yo" pasa a no existir, alcanzando un estado de "pobreza" y "vacuidad" equiparable a una experiencia mística (el satori).


EL SATORI, REMEDIO A UNA PATOLOGÍA GENERALEMENTE ACEPTADA
La conducta patológica (de nuestro esquema mental) resulta ser la situación común a la mayoría de las personas y por tanto tiende a ser equivocadamente calificada como conducta "normal". El "satori" trata de recuperar el ritmo o el pulso genuino, es decir el estado propio y normal de cada individuo.


Para ello es necesario:
* Abandonarse a si mismo. * Vaciar nuestra mente de las imágenes aprehendidas y acumuladas. * Olvidarse, no atender a doctrinas, dogmas, a dioses y símbolos, como por ejemplo ocurre en la religión cristiana.
Lo valioso del zen es su propuesta de conseguir la reconquista de la "vida diaria", mediante la captación y entrega al ritmo que pide cada cosa, cada acción en cada momento.


El zen persigue recuperar el ritmo natural en los actos cotidianos a través de la captación del ritmo "genuino". Este pulso "original" y "espontáneo" supone la desaparición de los efectos de los malos hábitos, ampliamente extendidos en nuestra sociedad.

LA PRÁCTICA ZEN: LA SUBLIMACIÓN DE LA VIDA DIARIA
"Lo que cuenta no es lo que hacemos sino como lo hacemos".
"No hay una acción que sea noble de por sí: lo será o no, según la manera en que el sujeto la realice".

La práctica es el método principal y más adecuado de penetración en la esencia de las cosas. El zen demuestra con el "satori" que la acción es necesaria y además vivifica.

Pero para ello es necesario liberarse de todos los temores de una conciencia proyectiva que trata de anticipar el futuro mediante el miedo y el deseo. La grandeza del hombre está en su vida cotidiana, en el ahora, el eterno ahora, el presente más inmediato. Una vez alcanzado el "satori" (la iluminación), la vida ordinaria está habitada por el espíritu. La mirada perspectiva de los ojos a las cosas pequeñas cotidianas se vuelve distinta.

"Traer agua para beber y cortar leña para el fuego, son las cosas (las cosas sencillas) en las que reside el maravilloso Tao (el camino del conocimiento)".

"Los demás, cuando comen, no comen sino que andan dando vueltas a los más diversos asuntos, dejándose molestar por ellos; si duermen, en realidad no es dormir lo que hacen, sino soñar un sinfân de cosas.... "

La meta del zen es concentrarse con intensidad en la realidad presente.

"Viajar es estar vivo, pero llegar a alguna parte es estar muerto".

LA ACTITUD PERFECCIONISTA
El auto-perfeccionamiento supone una reafirmación del yo. Con la actitud perfeccionista se pretende dotar al "yo" de una serie de añadidos, reforzamientos para así acomodar o ajustar el "yo" de acuerdo con un canon de belleza o prestigio exterior a él.

La actitud perfeccionista tiene como resultado:
- Las tensiones
- Las desilusiones
- Las mentiras porque tan sólo persigue utopías:
- Bienes y cuerpos sin sombras
- Mañanas prefabricadas por la mente
- Individuos tan bellos y tan perfectos que tan sólo podemos encontrar en las estrellas de las películas.

La vida zen es renunciar al utópico y obsesivo perfeccionamiento, es no preocuparse sino por lo que se tiene entre manos, sin más ilusión que la de deleitarse en el perfume de una flor o el de una mujer que pasa junto a nosotros, en la contemplación de una obra de arte o en el gustar el crujido expansivo de una manzana partida entre los dientes.
"La paz sólo se puede conseguir armonizando los elementos de la propia naturaleza".

LA POSESIÓN Y EL DESEO
La posesión de las cosas empobrece al hombre, mientras que la renuncia le enriquece. La posesión crea conmoción, provocada por la ansiedad que hace nacer en el hombre.

Por último, la frustración de un deseo reprimido crea ansiedad.

EL ZEN, GUÍA ESPIRITUAL DE LOS SAMURAIS
El feudalismo japonés basado en una dictadura militar se sustentaba en la figura del "shogun", el generalísimo y en su casta de guardias-guerreros conocidos con el nombre de "samurais". La filosofía zen se convirtió en la guía espiritual de este grupo elegido de soldados.