jueves, 9 de abril de 2015
La parálisis del sueño, cuando las pesadillas son conscientes
La parálisis del sueño, cuando las pesadillas son conscientes
¿Te imaginas despertar durante la noche y sentir que estás paralizado? Tu cuerpo se encuentra completamente inmóvil, sientes una presión sobre el pecho y, lo peor, es que hubieras jurado que alguien o algo inicuo y perverso estaba presente contigo. Parece una película de terror… Pero lo cierto es que esto les sucede a quienes sufren de parálisis del sueño.
¿Qué es la parálisis del sueño?
Es un trastorno que hace que experimentes las fases normales del sueño fuera del orden natural. Básicamente, y en términos sencillos, tu mente se despierta antes que tu cuerpo.
Generalmente, al acostarte, primero te duermes o pierdes el conocimiento, por decirlo así. Luego, químicas en tu cerebro hacen que tu cuerpo se quede “paralizado”. Comienzas a soñar y, aunque tú estés corriendo, brincando, o bailando en tus sueños, estás químicas hacen que te quedes quieto en la cama. Cuando comienza a amanecer, uno deja de soñar y empieza a recobrar la movilidad de su cuerpo. Por fin, despiertas.
Ahora, imagínate que este proceso sucediera fuera de orden. ¿Qué hay si tu cerebro continuara produciendo glicina y GABA (los dos químicos que hacen que tu cuerpo se quede paralizado), aun después de desadormecerse? Pues, te despertarías antes de recobrar la movilidad de tu cuerpo. ¿Qué tal si algunos rastros de tus sueños se mezclaran con tu estado consciente? Esta combinación es capaz de producir una experiencia verdaderamente espantosa.
Creencias y síntomas
Estar paralizado hace que la persona se sienta indefensa. No puede gritar por ayuda, ni satisfacer el instinto normal de protegerse. Cuando alguien se encuentra en ese estado tan vulnerable, es posible que sus temores más grandes se apoderen de él (ella).
Entonces, es razonable que la persona piense: “Si yo no estoy controlando mi cuerpo, ¿quién lo está controlando?” Muchos que han sufrido episodios de parálisis del sueño llegan a la conclusión de que una fuerza maliciosa los está acosando. Estas ideas son influenciadas por las creencias religiosas y culturales. Dependiendo de los antecedentes, la persona llega a pensar que ha sido hostigado por espíritus, extraterrestres, demonios, u otras criaturas místicas.
Pero, sin importar cómo explica cada uno la experiencia, lo real es que algunos síntomas en común son la falta de aire, la presión sobre el pecho, la falta de movilidad corporal y la habilidad de percibir detalles de su entorno claramente, por ejemplo la cama, la mesita de noche, el reloj, etc. En casi todos los casos, los episodios ocurren cuando la persona está acostada boca arriba.
Antes de acostarse
La práctica de ejercicio regular cada día contribuirá a un sueño más tranquilo por la noche. También ayudará si, por lo menos una o dos veces durante el día, tomas un descanso de tu trabajo, cerrando los ojos, relajándote y respirando profundamente.
Otro consejo es evitar el exceso de cafeína y tratar de salir afuera, al aire libre, por lo menos 30 minutos durante la tarde. Y algo muy importante: haz el esfuerzo de ceñirte a un horario regular para dormir lo suficiente cada noche.
Qué hacer durante un episodio
A algunas personas les ha dado resultados concentrarse en mover un músculo pequeño, por ejemplo del dedo o el cuello y así, en esencia, logran ‘despertar’ sus cuerpos. Otros se enfocan en respirar tranquilamente hasta que el cuerpo va recobrando la actividad. En todo caso, trata de mantener la calma y ver lo que te está sucediendo, a través de los ojos de la lógica.
Carla MacKinnon*, quien ha sufrido este trastorno desde su niñez y ha investigado el tema a fondo, dice: “He visto que, gracias a enfocarme en los detalles de la experiencia y compararlos con mis estudios, puedo distraer mi mente de la sensación de miedo y amenaza. Así elimino el abrumador poder oscuro que antes poseían tales experiencias.”
¿Te ha sucedido alguna vez algo parecido? Cobra ánimo, no estás solo y hasta puedes combatir este trastorno tan aterrador.