jueves, 13 de mayo de 2010

HERMANO MACHIGUENGA - FRANCISCO SOSA


Hermano Machiguenga

FRANCISCO SOSA

Cuando nos veamos a nosotros mismos a través del espejo de los demás.
Cuando sintamos que la alegría y el sufrimiento del otro,
encuentran eco en nuestro interior.
Cuando no nos anime otra cosa que amar y servir,
Sin buscar reconocimiento alguno.
Cuando logremos la plena sintonía con el Paititi, el Disco Solar y el Pusharo Interior,
Intuyendo que no son metas sino medios para enlazar los tiempos.
Cuando el eco de la selva sagrada resuene en nuestro interior,
Como el susurro de la Pachamama que clama por sus hijos e hijas.
Cuando veamos al Machiguenga como al hermano o hermana,
Que hace tiempo no veíamos.
Cuando vayamos a la selva sagrada a dar y no a recibir.
Entonces y solo entonces habremos llegado antes de partir,
Y nos habremos encontrado con nosotros mismos antes de marchar.
(Reflexiones del hermano Johnny Luciano)


Cuando leí estás reflexiones de Johnny, supe que debía escribir esta nota, pues nuestros hermanos machiguengas son los grandes olvidados, desde aquí mi homenaje, mi eterno agradecimiento a ellas, a ellos, a esas niñas y niños de Palotoa-Teparo, que el Profundo Amor de la Conciencia Cósmica les bendiga y proteja ahora y siempre.
Cuando en noviembre de 1989 nos internábamos por primera vez a Pusharo, pensábamos encontrarnos con tribus salvajes, pero en Shintuya (En aquel tiempo, final de la carretera de penetración, caserío conformado por dos grupos étnicos Los Huachipaires y Amaricaires, punto importante de embarque y de comunicación pluvial y terrestre), esa idea se fue disipando, pues Mario Corisepa Zorrilla un hombre humilde, nativo Huachipaire junto con su familia, nos informaron que aparte de ellos en esa zona tan extenso se encontraba la etnia de los Machiguengas a lo largo del río Palotoa, del río Shinkibeni y otras zonas, nosotros tendríamos la dicha de encontrarnos y conocerlos.

Desde Shintuya partimos solo con Mario de guía y él tenía la esperanza de encontrar ayuda más adelante, encontrándonos con “Pancho” un joven machiguenga (+ o – de 19 años) que estaba con los efectos del masato (bebida de yuca masticada y fermentada) y “Julio” acompañado por su hija “Josefina” de 11 años, (nuestra interprete, pues era la única que hablaba castellano) quien llevaba en brazos a su perrita que le llamaba “lulú”, (a “Pancho” y “Josefina” lo notamos que estaban en amoríos) jamás nos imagínanos que “Pancho” era miembro de la última tribu de machiguengas establecidos en las riberas del río Shinkibeni, como guardianes físicos del ingreso a Pusharo y al Paititi.
Después de un viaje lleno de peripecias llegamos a lo que lo he denominado “El Paraíso de Cachán”. Cachán era el Jefe de la tribu (ahora fallecido) junto a su esposa Tochán, sus hijos Soro Soro con su esposa, Japón con su esposa Esperanza (también hablaba castellano) y otros 4 entre niñas y niños, entre todos (incluido Mario) hacían 14 personas, más 10 que éramos nosotros, sumábamos el número clave de 24. La más pequeña de las niñas no tenia nombre y como su mamá se llamaba Anita le pusimos Anitac machiguenga.
En el segundo viaje donde participó nuestro hermano Sixto apareció en escena Goro Goro, también hijo de Cachán. Esta familia guió a las otras expediciones a partir de entonces.

Se han ido sumando también otros hermanos machiguengas, Como Miguel, Oscar, Rubén, Melitón, Roberto, Guillermo Cabrera (padre) y Guillermo Cabrera (hijo), Eustaquio, Anibal (hijo de Soro Soro. Soro Soro ahora se llama Andes) y la nueva generación de guías para el Pusharo, así mismo niñas y niños. Cuentan de Miguel que es el mejor arquero de toda la zona, el más ordenado y piloto con pericia del peque peque (lancha) junto con Oscar y Rubén que los hemos visto con la mirada fija y la concentración de rigor cuando conducen su peque peque y no dudan ningún instante en sacrificarse para hacer llegar a destino a sus pasajeros.
Como el tiempo avanza y pasa, los que nos han guiado en la última expedición fueron Calixto, (hijo de Julio y hermano de Josefina) y la que ha hecho fluir la energía femenina en la Base Azul ha sido Gloria (hija de Soro Soro y esposa de Melitón).
Hilda, Erika, Virginia y la otras damas machiguengas que no recuerdo sus nombres, (disculparán el olvido de esos seres anónimos de la selva) Seres humanos que forman la comunidad indigna de Palotoa-Teparo, que viven de lo que la Madre Naturaleza les provee, sin mayor conocimiento que sus costumbres transmitidos de generación en generación, muchas veces enferman gravemente y no tienen mayor auxilio, precisamente en el último viaje encontramos a “Pancho” Osoro Taki muy enfermo.
Ahora con la incursión de los colonos que explotan la madera y son más “vivos”, estos se aprovechan de los recursos naturales de los machiguengas y no tienen quien los defienda, por eso es grande y loable lo que han hecho por ellos nuestros hermanos españoles Maribel y Carlos, que se sienten identificados con ellos.
Ellos y ellas (machiguengas) cuando los visitamos se alegran y saben que “alguito” les llevamos y los niños se nos apegan esperando un dulce.
Ah, hermanos y amigos, ellos son los grandes olvidados de la sociedad, por eso suplico que en sus oraciones e irradiaciones inclúyanlos, son para nosotros nuestros grandes hermanos y amigos, que son los guardianes físicos del Reino del Paititi y nuestros guías físicos que nos llevan a nuestro destino. “Al Retiro Interior llamado Paititi”

A todos los hermanos que voluntariamente quisieran colaborar para nuestros hermanos machiguengas pueden canalizarlo a través del hermano Sixto, puede ser por ejemplo ropa nueva o usada en buena condición, ollas, machetes; cuadernos, lápices, lapiceros, colores (para los niños) etc. son los que más necesitan. Esto es solo una sugerencia, puede haber otras mejores.

Que el Profundo Amor de la Conciencia Cósmica les bendiga ahora y siempre.
Un fuerte abrazo en Cristo
Francisco


(Las fotografías adjuntas son el trabajo del Hermano SE-SHAM (Iñaki))