sábado, 17 de septiembre de 2011

1.- - SALIDA RAMA AL DESIERTO SANTUARIO DE CHILCA – 2011 .
 DATOS DE ROMAN OBLITAS
A LOS QUERIDOS FAMILIARES QUE TIENEN INTERES EN CONOCER MIS VIVENCIAS EN ESTA SALIDA QUE DURO DEL 2 AL 6 DE AGOSTO DEL 2011.
Previamente es necesario hacerles saber que esta salida fue convocada por los guías extraterrestres para permitir a quienes concurran, experimentar diversos tipos de vivencias, que iban desde encuentros con el interior de uno mismo, recepción telepática o psicográfica (escritura automática) de mensajes, ingreso a xendras (cúpulas de energía creadas por naves) que facilitarían variadas experiencias físicas o psíquico-espirituales a los participantes, hasta encuentros directos con los llamados hermanos mayores. En mi caso he disfrutado sólo del encuentro conmigo mismo y algunas cositas más. No vi ninguna nave, pero créanme ha sido algo muy gratificante. Quizás mi nivel de preparación y avance físico espiritual actual, todavía no merece experiencias de mayor nivel de adrenalina.
Después de un ayuno a base sólo de agua el día uno de agosto, el día 2 emprendimos el viaje a Chilca a las 8 de la mañana en 7 buses, alrededor de 288 personas llegados de diferentes provincias del Perú y de varios países de América como: Canadá, Estados Unidos, México, Honduras, República Dominicana, Colombia, Ecuador, Bolivia, Chile, Argentina y Uruguay. De España vinieron 3 personas. A partir de aquí nuestra alimentación sólo sería de frutas frescas y secas durante 3 días, para cerrar el penúltimo día que fue viernes con otro ayuno. Nuestro regreso a Lima fue el sábado 6.
Llegamos al desierto de Chilca a las 10.30 más o menos. Todo el mundo a armar sus carpas, que tuvieron que ubicarse de acuerdo a un plano trazado y marcado con banderitas en el suelo. Yo fui invitado a su carpa por Max Valencia, un muchacho arequipeño que ya vive años en Lima, y que es el poeta que escribió los versos que yo recito en mi canción La más grande ley, junto a otro muchacho argentino Sergio Lizama, que vive en Perú casado con peruana hace años. Los tres nos iniciamos juntos en Rama. La forma de ordenamiento de las carpas fue de círculos concéntricos y en el centro un círculo amplio para determinadas reuniones.
Primera agradable sorpresa: los cerros no tan lejanos y los lejanos, se ven cubiertos de un bello verdor, que provoca comentarios de los viejos ramas diciendo que en 36 años nunca habían visto algo así. Normalmente los cerros, como los que teníamos muy cerca, son totalmente áridos y rocosos. Un joven rama para mayor asombro de los que estábamos cerca, comenta que él vino hace menos de tres semanas y todavía no existía ese verdor.
Después de nuestro primer almuerzo a base de frutas al mediodía, comenzaron por la tarde las primeras prácticas de meditación dirigidas por Sixto Paz, que terminaron a las 6.30 pm. Por la noche se impartirían los cristales de cesio a todos los participantes que no los tenían. El cesio es un metal que en la naturaleza se encuentra en varias aguas minerales. Es el más electropositivo de los cuerpos simples. Según la práctica rama estos cristales son proyectados por una nave en forma de pequeñas pirámides transparentes hacia las manos de quienes se van a iniciar en la misión, las que luego son implantadas en el pecho en la forma de una estrella de 6 puntas, por un Instructor antiguo durante una ceremonia especial. Estos cristales son un instrumento que permite a los ramas tener mejores condiciones de comunicación y experimentación con los hermanos mayores. Para que estos cristales se conserven el iniciado debe vivir de acuerdo a normas de elevado nivel espiritual, de comportamiento equilibrado y moderación absoluta en alimentos y bebidas especialmente alcohólicas. Cualquier exceso puede ocasionar su pérdida irrecuperable en la presente vida. A mí me los colocaron hace unos 2 años y espero no haberlos destruido con tanta jarana jajaja. Esta ceremonia duró hasta casi las 12 de la noche. Los que ya los teníamos, teníamos que apoyar, vocalizando todo el tiempo los diversos tipos de mantras que se acostumbran.
2.--- Al siguiente día miércoles 3, tuvimos que levantarnos a las 4.30 de la mañana para buscar la formación de algún xendra en algún lugar del desierto, y vivir las experiencias correspondientes. La emoción estaba a full. Llegada la hora, se impartió entonces la inesperada orden de que los participantes formaran según su libre albedrío, grupos pequeños o grandes, e inclusive si alguno deseaba ir sólo podía hacerlo y marchar sólo en la oscuridad, acompañado solamente de su linterna. Había que dejarse llevar por la intuición. Así se hizo. Yo como no soy intuitivo pero me creo muy mosca, me colé en el grupo donde iba Sixto Paz. Gran fiasco. No pasó nada a nivel de xendras, sólo recepción de algunos mensajes por algunos antenas (hermanos receptores) y bueno también una agradable meditación dirigida por el máximo líder rama.
Pero la pequeña desilusión de no haber visto ni entrado en un xendra se vio compensada al escuchar un poco más tarde, la narración hecha por mi compañero de carpa Max y 2 hermanas (en rama todos nos tratamos de hermanos) peruanas de carpas cercanas: Patricia, mujer madura, limeña, que parece gringa por ser alta, rubia, de ojos celestes, y Angélica, tarmeña, bajita, más joven, de suaves rasgos peruanos, que integraron un grupo de 8 personas. Ambas se han conocido recién aquí en Chilca, pero curiosamente durante sus vidas han tenido inclinaciones afines, como por ejemplo la sanación, ambas han estudiado el reiki (sanación japonesa) entre otras actividades parecidas, que en el momento no recuerdo.
Pero en Angélica es bueno resaltar algunos elementos gravitantes. Yo, tipo super curioso en estos asuntos, le pregunté sobre toda su vida. La narraré a grandes rasgos. Dice ella que durante su niñez siempre sentía una especie de nostalgia por algo lejano, a pesar de vivir con sus padres, y siempre miraba al cielo como si allá estuviera el motivo de sus sentimientos. Ya de adolescente, sin haber visto la película la Guerra de las Galaxias, se soñaba con muchísima frecuencia pilotando naves extraterrestres de guerra. Hasta ahora le ocurre a veces. Un poco después una tendencia mística la hace ingresar a un noviciado para ser monja. Estando en una provincia como novicia, al tomar una siesta, se vio suspendida en el aire por 4 seres con facciones netamente extraterrestres. Creyó haber estado unas 2 horas viviendo una sensación muy agradable, pero al despertar habían pasado sólo 15 minutos. Esto la marcó profundamente. Dejó el noviciado y viajó a Estados Unidos en busca de trabajo, creyendo poder encontrar allá respuestas sobre el tema ovni, pero contradictoriamente después de estar allá 9 años, lo único que logra averiguar es que los especialistas en estos asuntos son la gente del grupo Rama, que está en Perú. Esto es lo que la trajo a Lima hacen 4 meses. Llega, ingresa al grupo de Bernardino Izquierdo, donde yo milito y se entera de esta salida. Y aquí estamos para continuar con el hilo de la narración sobre la experiencia vivida por estas 2 mujeres, mi amigo Max y 5 personas más.
Dicen ellos que emprendieron su camino, linterna en mano y caminaron mucho más allá de donde estaba el grupo de Sixto. Caminan y caminan, cuando de pronto ven a lo lejos unas lucecitas que giraban en forma circular. “Allá es”, dijeron emocionados. Caminan un buen tramo más y al acercarse ven descender del cielo una bellísima pirámide cristalina de unos 30 metros, que tiene como adornos dorados y plateados. Debajo hay una esfera blanca lechosa que sube y baja. Los corazones parecen estar saltando en los pechos. Algunos manifiestan temor pero los otros los animan y se acercan más. De pronto ven 3 seres altísimos como de 3 metros de altura que los invitan a acercarse más y a ponerse debajo de la pirámide. Con los latidos a punto de estallar, lo hacen. Al estar ya debajo, el que parece ser el líder se acerca a la gringa Patricia y le dice que tome a la compañera que está a su lado, Angélica, y avance 2 pasos. Patricia escucha que el ser le dice a Angélica algo como: “cómo está Comandante”. En estos instantes, dice la gringa que sentía un calor, que la hacía sudar a chorros.
Nuevamente el ser se acerca a ella como si la observara muy de cerca, lo que le permite notar que tiene rasgos como orientales, de pómulos pronunciados, es muy solemne, y al preguntarle ¿quién eres? el ser le responde: “Oxalc”. En ese momento Patricia empieza a sentir un hormigueo y una ligereza total en el cuerpo, se mira y ve que su cuerpo era sólo lucecitas que 3.—3.--- giraban y giraban. Totalmente asustada le pregunta al ser: ¿qué es esto? El responde: “desmolecularizando..” Asombrada y perpleja pregunta nuevamente ¿y mis compañeros están igual? Él responde: “No porque 2 tienen mucho miedo y a 3 les falta agua… hay mucha densidad…” Entonces voltea a mirar a Angélica y la ve flotando como a 12 cm. sobre el suelo. De pronto ambas coinciden al narrar, que se vieron en su pantalla mental pilotando naves y se conocían desde milenios, pero la nave de Angélica era de guerra.
Por su parte Angélica dice que al estar delante del ser, ella cayó de rodillas con una sensación de sublime respeto y emoción que la llevó a las lágrimas, luego se puso de pie y empezó a hacerle todas las pregunta que la habían atormentado desde su niñez. La respuesta fue la visión de su vida pasada a toda pantalla. Idéntico a lo que había visto en sus sueños de adolescente. En este lapso Patricia siente que su cuerpo se torna pesado y sus piernas parecen de fierro. Con nuevo susto pregunta: ¿y ahora? Y recibe como respuesta: “molecularizando…” Hondamente intrigada vuelve a preguntar: ¿porqué a nosotras? El ser responde: “esto es sólo una preparación…después habrá más..” y automáticamente todo se esfuma. Los seres y la pirámide. Todos se quedan con los corazones a mil por hora.
La versión de mi amigo Max es que, solamente veía aparecer y desparecer a ambas mujeres, de manera intermitente, a la vez que sentía un calor intenso y una emoción indescriptible. Cuando me han contado esta historia a las 7 de la mañana, Patricia como es de tez muy clara, estaba roja como si hubiera recibido una fuerte insolación y al cogerle sus manos, he sentido un calor que no es común.
El revuelo que causó en nuestro grupo esta historia, hizo que nuestro jefe e instructor Bernardino, proyecte inmediatamente una nueva salida para esa misma mañana hacia el lugar del suceso, pero con el resto de gente de nuestro grupo, que llegaba a un número de 16 hermanos. El informe a los líderes superiores se haría por la noche.
Y a partir de la salida de esa mañana, es que yo empiezo a tener muy suaves pero bellísimas experiencias, que paso a narrar.
Bernardino decidió que salgamos hacia el lugar donde nuestros hermanos tuvieron la experiencia, pero que toda la meditación sería dirigida por la gringa Patricia, pues al parecer debía tener alguna relevancia sobre los demás. Así se hizo y alrededor de las 8.30 de la mañana ya estábamos en el lugar indicado por nuestra jefa Patricia. Llamó primero a la “comandante” Angélica y la hizo parar frente a ella, a medio metro. Llamó a Bernardino y lo ubicó a su derecha, y a su izquierda frente Bernardino, a un rama nuevo que no recuerdo su nombre. A mí me puso, después de otra hermana pero detrás de Angélica. Mi amigo Max estuvo detrás de la gringa pero después de otra hermana, de tal manera que Max, Patricia, Angélica y yo estábamos en la misma línea, que formaría una cruz con los hermanos colocados detrás de Bernardino y del hermano nuevo, que estarían formando así la línea transversal.
Patricia nos ordenó sentarnos. Ella y las tres personas que en conjunto formaban un cuadrado central, se cogieron de las manos y se nos ordenó mantralizar nuestros nombres cósmicos (el nombre cósmico es el sonido primigenio que se produce cuando un nuevo espíritu se forma al salir del estanque cósmico según la enseñanza rama, y que al mantralizarlo se constituye en una llave para acceder a experiencias superiores, como por ejemplo la apertura de portales dimensionales). Aquí es el momento en que gracias a mi don musical empiezo a apreciar, no se si mis demás compañeros, que la gringa empieza a entonar su nombre cósmico con una voz aguda de soprano, le sigue la pequeña Angélica con una voz más baja, que correspondería a una contralto y luego los dos varones hacen una voz suave y agradable, como de barítonos. Los 4 estaban haciendo un cuarteto bellísimo, que me deja totalmente perplejo. Los nombres cósmicos de estos hermanos al ser entonados estaban produciendo una música hermosísima. Yo decía ¿qué 4.--- está pasando? ¿Estos patas están formando un cuarteto de ángeles? Mientras tanto los demás también entonábamos nuestros nombres como un coro en suave murmullo, que permitía resaltar el cuarteto que estaba en el centro. Y lo más resaltante es que el hermano Bernardino, con el respeto que se merece y él lo sabe porque se lo he dicho con sinceridad, al estar integrando un pequeño coro que estamos armando bajo mi dirección, no goza de la mejor voz ni oído musical, pero allí lo teníamos integrando un cuarteto celestial. ¡Increíble..!..¡Alabado sea el Señor..!
Luego se nos ordenó acostarnos y entregarnos a la meditación. Yo empecé a ver en mi mente paisajes bellos, de cielos despejados, montañas, ríos, etc. Habría pasado 30 minutos y escuché apenas a Patricia decir, que había terminado la práctica y había que regresar, pero lo que yo estaba viendo era tan hermoso que quería seguir para adelante, en eso no se cómo abro los ojos y veo a todos mis compañeros a mi alrededor riendo porque creían que me había dormido. No se cuales fueron las experiencias de mis compañeros, porque después no hubo tiempo de comentar entre nosotros. Las diferentes salidas al desierto, las reuniones y narraciones dentro de ellas por las tardes o noches, se daban tan rápido y seguidas que apenas nos daban tiempo para intercambiar comentarios.
Puestos en pie todos (yo fui el último en pararme jejeje) y en disposición de regresar al campamento, el hermano Jorge, un venezolano que vive años también en Perú, propone ir caminando hacia el verdor que se ve al fondo. Yo soy el primero en respaldar la sugerencia, la mayoría con Patricia y Bernardino a la cabeza parecen estar muy cansados de haberse acostado tarde y haberse levantado a las 4.30 de la mañana, que prefieren regresar al campamento. Además ese día estábamos nuevamente de ayuno total a base de agua. No había rico desayuno esperando. Supongo que tenían razón. Solo 2 varones más, mi amigo Max y el argentino Sergio, y 3 mujeres: la “comandante” Angélica, Noelia y Nora, decidieron acompañarnos a efectuar la larga caminata hacia el lindo verdor que se veía allá en la lejanía. Y no nos pesó. En primer lugar empezó a brillar un riquísimo sol. Y empezamos la caminata al son de los mantras ¡Raaaammaaa! ¡Amaaaaaarrrr! y ¡ooooooommmmmmm! Al ir acercándonos lo primero que nos llenó de júbilo es ver en un cerro más o menos lejano frente a nosotros, hecho quizás por la propia naturaleza, el rostro de un extraterrestre sonriente de pómulos salientes que nos hizo recordar a lo narrado por Patricia, que parecía darnos la bienvenida. Pues entonces ¡vamos allá! Fue la voz. Al caminar y caminar, vemos como desde la base del cerro parecieran brotar dos hermosos arroyos de agua plateada brillante. No acercamos a los arroyuelos y no eran tales sino, miles o millones, porque son las que cubren los inmensos cerros y parte del desierto, de plantitas a ras del suelo, con bellísimas florecillas violetas, las que a la distancia y con el reflejo del sol parecen agua brillante. ¡Qué maravilla exclamamos! ¡El color violeta de la transmutación rama! Además adornando este celestial paisaje, hay de cuando en cuando bonitos cactus, con flores rojas. Hasta vimos una arañita con el cuerpo amarillo. Nunca he visto una así. De pronto nos parecen ver más rostros de extraterrestres a los costados del anterior rostro, en el verdor de los cerros. Pero ¡ho sorpresa! muy cerca de nosotros en el cerro que está a nuestra izquierda se ve la carita del ET de la película. ¡Miren a ET! ¡y parece que nos está llamando! dice alguien. Efectivamente al mirar bien la formación rocosa, debajo del rostro se han formado unos detalles que parecen los dedos de la mano del ser, y que están en actitud de decir que nos acerquemos. No lo pensamos más. A, pero me olvidaba decir que esto último nos estaba sucediendo sólo a las 3 mujeres y al que habla. El venezolano Jorge, el argentino Sergio, y el peruano Max, cada uno por su lado estaba disfrutando y arrancando para llevar algunas plantitas y cactus a casa.
Entonces los mencionados hemos corrido hacia el ET del cerro, hemos subido un poco y a la mitad en una pequeña planicie, como empujados por el mismo impulso nos hemos tirado de barriga en el suelo y automáticamente hemos empezado a llorar desconsoladamente, pidiendo perdón a la Madre Tierra por tantos males que le ocasionamos los seres humanos. ¡Perdónanos 5.--- Madre Tierra por contaminarte! ¡Perdónanos Mama Pacha por ensuciar tus ríos, tus mares, tu atmósfera! ¡Perdónanos Madre Amada, Guadalupe…! Y de este modo habremos estado unos 10 minutos, pasados los cuales, he sugerido rezar unas oraciones y meditar por unos 15 minutos más, antes de realizar el pedido de Nora, que quería subir el cerro que estaba detrás del que estábamos y que estaba lleno de verdor. Así lo hicimos, previo pedido de permiso a los Apus por consejo de Nora, seguidos del venezolano que se nos acercó. Max se había adelantado solo en subir al cerro.
Empezamos la subida, las mujeres iban primero, pero con ciertas dudas de mi parte en cuanto a tener las energías para hacer un tramo de unos 100 metros de altura, claro en declive. Y lo hice. Y no sentí cansancio alguno. Entonces me entusiasmé y seguí a las damas que ya siguieron subiendo más sobre el lomo del largo y alto cerro. Claro las 3 eran de la sierra y mucho más jóvenes, pero ¡caramba dije ¡yo también soy de la sierra y no me voy a quedar! El venezolano venía atrás y como es un poquito gordito, parecía que se quedaba, pero seguía. Hubo un momento que hemos llegado a un lomo del cerro que estaría a más de 150 metros de altura y ¡todo era maravilloso! En primer lugar nadie sentía cansancio alguno a pesar de los ayunos y en segundo lugar el paisaje desde esa altura era verdaderamente digno de una obra artística. La combinación del beige de una parte del desierto, el verdor de los millones de plantitas, tanto abajo en el llano como en los cerros de enfrente, coronados por una blanca neblina que se unía a blancas nubecillas más el celeste profundo del cielo abierto de esa luminosa mañana, nos hacía quedar pasmados ante la belleza del Arte Supremo de Nuestro Creador. ¡Miren que bellezaaaa!..¡Bendito sea el Señor! Oremos y meditemos aquí un rato y descansemos. ¿Alguien trajo una cámara? Ninguno, ¡qué pena no llevar un recuerdo de tanta hermosura! ¿seguimos subiendo? Nuevamente las mujeres peruanas se ponían desafiantes y los varones no podíamos quedarnos atrás. Hemos subido más empleando en todo supongo más de 2 horas, al final de las cuales y totalmente saciados hemos empezado el descenso y el retorno al campamento, aunque para ser sincero en mi fuero interno habría deseado quedarme allí todo el día.
Y ahora viene algo desconcertante. Sucede que al llegar al campamento al promediar la una de la tarde, empezó a realizarse un conversatorio bajo unos toldos que habían sido colocados en otra zona, cada uno de los cuales cobijaría a unas 15 personas. Y en el que me tocó a mí habían según recuerdo, 2 uruguayos, 3 chilenos, 1 colombiano, 1 ecuatoriano, 1 hondureño y 6 peruanos, dentro de los cuales estaba una chiquilla llamada Melanie de 15 años que destaca por ser una magnífica antena, es decir es una persona con capacidad telepática para recibir mensajes de los hermanos mayores. Cuando me tocó contar mi experiencia de esa mañana, conté todo menos que lloré junto a mis compañeras, por darme un poco de vergüenza y dije que sólo oramos en ese lugar y a esta niña le impactó particularmente lo de los rostros de extraterrestres en los cerros, de tal modo que ella planeó inmediatamente ir con otras 2 chicas a tomar fotos de estos rostros, según me contó más tarde.
Terminó el conversatorio, hubo un espacio de tiempo para descansar y beber nuestra agua que era el único alimento del día. Al promediar las 5.30 de la tarde empezó una meditación y charla por parte de Sixto Paz, la cual fue muy amena acompañada con la narración de las experiencias recientes de algunos hermanos, de tal manera que fue anocheciendo y más o menos a las 7 de la noche veo pasar cerca a Melanie, la reconozco a las justas con la luz de la fogata. La llamo por su nombre, ella me reconoce y se acerca para decirme muy entusiasmada: “te cuento que acabo de regresar con 2 amigas del lugar donde me dijiste. Fuimos a tomar fotos de los rostros que encontramos pero no sale nada, como si nos estuvieran rechazando. Y eso no es nada hemos tenido una experiencia alucinante. Hemos visto cuando ha oscurecido a lo lejos, a tres seres altísimos como si nos estuvieran mirando sin decir nada. Tuvimos miedo y hemos comenzado a regresar en la oscuridad, en eso aparece como saliendo del suelo una silueta de mujer como un fantasma que se acerca a mí y me dice que es el espíritu de la Madre Tierra, que me va dar un -.---6.---mensaje y luego desapareció. De allí se iluminó el cielo como un relámpago y hemos podido regresar porque ninguna de nosotras tenía linterna. Se apagaba y encendía el cielo y así hemos llegado hasta el campamento y ahorita llegando a mi carpa he recibido este mensaje” y Melanie me lee lo que ha escrito en su cuaderno de mensajes y me deja totalmente asombrado cuando su mensaje dice algo como: “yo soy la Madre Tierra que ha oído cuando has perdido perdón y he oído tu llanto, el perdón es dado, yo soy tu madre que te ama y te protegerᔕ. No es exactamente lo que la niña me leyó, pero es muy cercano a lo escrito por ella. En cuanto se haga la publicación me la va a enviar y yo se los reenviaré. Le conté esto a las hermanas y todos estamos seriamente impactados y emocionados.
Para esa noche tuvimos planeado salir nuevamente al lugar donde Patricia y compañía tuvieron la experiencia pero todo se bloqueó cuando Angélica a eso de las 8.30 viene agitada a decirnos que Patricia se había desmayado en el baño, decían que había sido un bajón de su presión y que necesitaba beber algo caliente. Hemos corrido llevando anís caliente y felizmente otros hermanos ya la habían hecho sentar en una silla y estaba consciente. Llegaron luego los encargados de emergencias y la cargamos hacia el lugar preparado para estos casos, donde la atendió una doctora rama. Ante este percance decidimos hacer la salida en la madrugada del sábado, antes de nuestro retorno a Lima, pero luego se suspendió también esta propuesta cuando nuestro instructor Bernardino dijo que era mejor así para solidarizarnos con nuestra hermana Patricia, quedando todos comprometidos a visitar nuevamente aquél lugar en una próxima salida ya solo a nivel de nuestro grupo.
Al día siguiente por la mañana todavía se hizo una ceremonia de cierre dirigida por el hermano Sixto, muy emotiva, dándonos todos un abrazo final. Luego vinieron las fotos de despedida, y la subida de nuevo a nuestros buses para retornar a Lima. Increíblemente yo, y noté también que muchos estábamos llenos de energía y de inexplicable euforia. Al ponerse en movimiento el bus no podía creer que tenía unas tremendas ganas de cantar y hacer cantar a la gente. Así lo hice con muchísimo entusiasmo, al contrario de lo que ocurrió a la venida cuando un antiguo rama propuso cantar y lo hice pero con muy poca gana.
Estoy terminando de escribir estas líneas hoy martes 9 de agosto y aun siento que estoy con las pilas cargadas a pesar de verme flaco y ojeroso por el riguroso régimen alimenticio. Ya había escuchado que los ramas viven experiencias dignas de las mejores películas de ciencia ficción. Estoy empezando a comprobarlo. Chilca, santuario mágico y misterioso me dejó impactado.