Séptima práctica de Instructores.
Sixto Paz
SÉPTIMA REUNIÓN
A) Introducción
B) Proyección mental hacia la cuarta dimensión de conciencia:
Estamos completamente relajados, libres de toda tensión, en perfecta paz y armonía... lentamente vamos ingresando por el túnel mental y nos hallamos frente a la primera puerta ya conocida, la cual encontramos abierta y la franqueamos rápidamente; luego la segunda, y también la tercera puerta; ahora una cuarta, que se presenta delante nuestro Nos detenemos frente a ella, la analizamos observándola al detalle, luego la abrimos ingresando al interior de este cuarto plano de conciencia... (De 5 a 10 minutos en silencio). Vamos dejando atrás las puertas vamos volviendo todos a través del túnel de luz, recordando cuanto hemos visualizado.
C) Charla debate sobre la cuarta ley Universal: El Principio de Polaridad.
Todo es dual, todo tiene polos, todo su par de opuestos, los semejantes y los diferentes son los mismos; los opuestos son idénticos en naturaleza pero diferentes en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son semiverdades; todas las paradojas pueden reconciliarse.
El mismo principio se manifiesta en la "luz" y la "obscuridad"; las que en resumen, no son sino la misma cosa, siendo ocasionada la diferencia por la diversidad de grado entre los dos polos del fenómeno. Tomemos por ejemplo, el amor y el odio, dos estados mentales completamente distintos aparentemente y notaremos que hay muchos grados entre ambos. Y es más, es posible cambiar o transmutar las vibraciones de odio por vibraciones de amor en la propia mente y en la mente de 1os demás. Esto se efectúa a través del poder de la voluntad. El Bien y el Mal no son sino los polos de una misma y sola cosa. En una palabra, el arte de polarizar se convierte en una fase de la alquimia mental.
Rahma nos enseña que la capacidad está en nosotros para polarizarnos y polarizar el ambiente hacia lo positivo, mediante la identificación con el orden universal.
D) Práctica de Telepatía (Desarrollo simulado)
Siendo el propósito de las prácticas Rahma el informarnos de la realidad de todo aquello que el hombre ha olvidado, se introduce en nuestro aprendizaje ciertos ejercicios de telepatía, los cuales "no" buscan desarrollarnos tal facultad, sólo el descubrir que existe y sensibilizamos.
Como sabemos la telepatía es la capacidad de transmitir los pensamientos a distancia, con la ventaja de que siendo una comunicación mental, no requiere idioma y no sólo se envían ideas sino también emociones. No hay lugar entonces a malos entendidos ni malas interpretaciones, pues se transmite exactamente lo que se está pensando, dependiendo tan solo de la sensibilidad del receptor y fuerza de concentración del emisor para que el mensaje sea captado tal cual.
Entre los ejercicios que se recomiendan para la práctica de la telepatía en los grupos, está la de concentrarse en tarjetas o láminas con números o imágenes de cosas o de colores. El emisor podrá ser el instructor o cualquiera de los asistentes, o todos en su oportunidad.
Dentro de los materiales que se requieren para esta practica se encuentran: un mazo de 25 cartas, que deberemos fabricar, divididas en cinco grupos, de acuerdo a cinco dibujos diferentes. Las dimensiones de las cartas no interesan. Siempre que todas sean iguales.
Los dibujos que tendrán cada cinco cartas serán: un cuadrado, una estrella, un círculo, una cruz y unas hondas. Cinco cartas de cada símbolo, veinticinco cartas en total, conocidas como las cartas del Dr. Karl Zener.
El emisor y receptor se encuentran en la misma habitación, sentados, frente a frente, en una mesa que posee un separador de cartón como forma de ocultar las cartas que el emisor colocará una a una con el dorso hacia arriba, en la medida en que se vaya concentrando en ellas. El receptor irá anotando en un papel lo que en su relajación y concentración mental vaya percibiendo.
El emisor ha sacado ya la primera carta y ha visto su contenido, el mismo que trata de transmitírselo al receptor, el cual tiene unos diez segundos para captarlo, tanto el emisor como el receptor anotarán el orden de las figuras emitidas y supuestamente captadas, cada uno lo suyo. Esto se realiza con todo el mazo luego le compararán las dos hojas y se sumarán los aciertos, a razón de un punto por, cada carta acertada. Cinco aciertos es un promedio considerando los márgenes de casualidad o coincidencia.
Si los aciertos pasan la media casual, se estará poniendo de manifiesto las condiciones singulares de la persona, revelando capacidad telepática de recepción siendo otra la capacidad de emisión. Un receptor no necesariamente es buen emisor
Como la idea es que todos los asistentes al grupo roten el lugar de emisores y receptores, se podrá evaluar la capacidad de uno y de otro. Igualmente, se operará con láminas y figuras de colores, animales, etc.
E) Relaciones Humanas y Psicología Aplicada.
1) Es preciso que tengamos presente que son básicas las buenas relaciones humanas para lograr una auténtica hermandad. Por ello no deberemos permitir jamás actuaciones prepotentes o agresivas de parte de un instructor, como tampoco deberá tolerarse discusiones que escapen al correcto diálogo alturado. Para conseguir esto, deberemos desarrollar los siguientes temas a manera de charla debate:
a) Importancia de las relaciones humanas.
b) Los problemas de las relaciones humanas.
c) La persuasión, la fuerza de la verdad y el engaño.
d) La voluntad y los hábitos.
2) Sobre las técnicas fundamentales para tratar con la gente, también deberemos aprender:
a) Como agradar a la gente.
b) Como orientar a los demás sin ofender ni causar resentimientos.
c) Como hacer más feliz la vida en el hogar.
3) Es también necesario que un instructor mantenga y enseñe por el ejemplo, como vencer las preocupaciones con una actitud mental siempre positiva, y para ello deberemos tocar los siguiente puntos,
a) Como analizar y vencer la preocupación.
b) Cómo cultivar una actitud mental positiva.
c) Cómo impedir la fatiga y conservar la energía
F) Material de Estudio,
"Mas vale cabeza equilibrada que muy llena; este sabio proverbio nos orientará sobre la real importancia de la conducta y actitud frente a la información y los acontecimientos. La vida se ha encargado de darnos algunas lecciones que nos han costado muy caras; la experiencia así adquirida ha sido muy dura y la desilusión que nos han producido, tanta, que nos hemos encontrado faltos de fuerzas para ponerla en práctica; y en vez de adelantarnos a los acontecimientos, nos hemos dejado arrastrar por ellos.
A pesar de sus méritos y de su buen deseo, hoy día los maestros se han visto obligados a llenarnos el espíritu con las materias de programas recargados, descuidando el modelar las potencias preciosas del alma. No obstante los sabios consejos de nuestros padres, estamos completamente inertes y desamparados, porque la mucha ciencia que se nos ha imbuido es de poca eficacia en la vida; no se nos ha enseñado a emplearla con fines prácticos.
Hay pues métodos racionales de cultura mental para el sabio desarrollo de las facultades del alma. Si analizamos un movimiento de ánimo, advertiremos los movimientos combinados del sentimiento, de la inteligencia, de la voluntad; veremos las tres formas de nuestra actividad ensambladas y que reaccionan internamente la una sobre la otra.
Así por ejemplo, el deseo de instruirnos y de perfeccionarnos es el que nos estimula a leer estas líneas; este estímulo nos lleva a la lectura una acción. Nuestras facultades intelectuales han entrado en acción para estimular el valor del estudio que íbamos a emprender, nuestra voluntad nos ayudará a proseguirla si surge algún obstáculo. Deseo reflexión y decisión fueron casi simultáneos; la estrecha colaboración, de nuestras facultades es evidente.
Comprenderemos, pues, que nuestra perfección mental, dependerá sobre todo de nuestro equilibrio perfecto de nuestras facultades maestras; nos será preciso superar su flaqueza o refrenar su ardor. Es la voluntad la que refrenando o estimulando el sentimiento y la inteligencia, creará la armonía interna del alma. La voluntad es la que nos fija el destino.
EDUCACIÓN DE LA VOLUNTAD.
Así como nuestra constitución orgánica se rige en gran parte por la ley de la herencia, las condiciones espirituales, tendencias, sentimientos, facultades intelectivas tienen también mucho de innato. El carácter se perfila en nosotros, en gran parte a la edad en que empezamos a ser conscientes. Sufrimos en cierto modo la ley del determinismo, que nos predispone a sentir, a pensar y a obrar según nuestra herencia y educación.
Si queremos que la personalidad se acuse con recios caracteres lograr una posición mejor y realizar el ideal que nos hemos propuesto y si queremos superar el que antes de haber iniciado el primer esfuerzo nos sentimos desanimados y cansados, abandonados a la indecisión y negligencia, tratemos de ver por que medios con que prácticas conseguiremos y lograremos la autodirección.
TENGAMOS CONCIENCIA DE NUESTRAS FUERZAS.
Comencemos por poner en práctica unos cuantos consejos que no requieren fuerza especial de carácter:
1.- No nos impongamos al principio más que las tareas mínimas y sencillas. Cada esfuerzo logrado facilitará la obtención del inmediato.
2.- No confiemos demasiado. Guardemos silencio cuando no necesitemos hablar; seamos sobrios de ademanes, no digamos nuestras impresiones sino es estrictamente necesario; escuchemos y no comentemos con ligereza.
3.- Cuando hablemos, hagámoslo sin atropellar, elijamos las expresiones más adecuadas; no lancemos la primera que se nos ocurra, esforcémonos en dar con aquella que mejor exprese nuestro pensamiento. Hablemos con convicción, pero sin gesticular.
4.-Escuchemos sin interrumpir al que nos hable, aunque ello nos cueste trabajo en una conversación animada, tengamos calma y no nos exaltemos.
5. No aprobemos lo que se diga delante de nosotros solo por ser agradables a nuestro interlocutor; no hablemos por el prurito de dar a conocer nuestro saber. Tengamos solo en cuenta la solidez de las ideas.
6.- Para hablar o juzgar, no nos dejemos influir por contingencias externas, del lugar, gratas a nuestros vecinos. Guardemos el dominio del pensamiento.
De buenas a primeras no alcanzaremos a dominarnos, a deshacernos de las ligaduras que nos sujetan las fuerzas y las paralizan. Limitemos las ambiciones; contentémonos en los comienzos con éxitos pequeños; podremos lograr todos los días alguno. Tendremos asegurado el éxito con solo un poco de constancia.
CONCENTREMOS EL ESPÍRITU EN UN OBJETO Y MEDITEMOS.
Pensemos tan solo en una cosa a la vez, pero absorbiéndonos completamente en ella; lleguemos hasta el final de nuestro pensamiento. Acostumbrémonos a la observación rigurosa, sin dejarnos distraer o engañar por la imaginación encadenemos, asociemos las ideas, qué pronto nos sorprenderá comprobar como progresa el espíritu. Pero acostumbrémonos también a cambiar bruscamente el motivo de las reflexiones y a hacerlo hasta tanto lo logremos sin fatiga.
Para la educación de la voluntad se proponen los siguientes ejercicios:
1.- Leamos a diario unas cuantas páginas de algún libro que trate aspectos esenciales de la vida; concentremos el espíritu en lo que leemos, no consintiendo que se distraiga, y si se aparta del asunto, reintegrémoslos él.
2.- Leamos cinco minutos y meditemos quince sobre lo que hemos leido.
3. Cuando vayamos por la calle fijémonos en las personas que se cruzan con nosotros; estemos atentos a la mayor cantidad de detalles posibles sobre todo en sus actitudes, gestos y ademanes. Con las cosas procedamos en igual forma y adquiriremos con ello el hábito de ver y el recuerdo por mucho tiempo de las cosas.
4.- Reproduzcamos de memoria, rasgo por rasgo, el retrato de una persona. Desde luego, si se trata de alguien a quien vemos con frecuencia al cerrar los ojos se nos antojará que hemos logrado la reproducción; pero es casi seguro que sólo será en cuanto a los rasgos generales de la fisonomía, siendo así, es preciso que nos representemos tan completa su cara que en nuestra mente debiera tener la precisión de un dibujo.
5.- Esforcémonos en evitar las fluctuaciones del ánimo, combatamos todo, lo que tienda a distraernos, como es la agitación del medio ambiente, las emociones, los halagos, etc.
PROCUREMOS ALGUNOS RATOS DE AISLAMIENTO
Se vigorizará nuestra alma si periódicamente logramos aislarnos del medio habitual. La sabia costumbre de las vacaciones y de los domingos pasados en el campo, es la práctica agradable de ese precepto. Acostumbrémonos pues a cambiar completamente de ambiente.
PRACTIQUEMOS LA AUTOSUGESTIÓN
En la actualidad los vendedores de libros ponen a diario en práctica formas ingeniosas de autosugestión. Cuando una idea fija nos llega a dominar, ejerce en nosotros una influencia grande y casi inconsciente. No bastará repetirse mecánicamente “tengo voluntad”, “soy paciente”, etc. Sino que será preciso esforzarse en vivir con el pensamiento como si se tuviese esa voluntad o esa paciencia. Toda sugestión debe producirse de manera suave y persuasiva.
SEAMOS DUEÑOS DE NUESTRO CUERPO
No ignoramos la influencia del estado físico sobre el moral. Ya que queremos lograr un equilibrio satisfactorio sobre las cosas espirituales, habremos de vigilar la perfecta integridad del cuerpo.
Una higiene racional nos librará del envenenamiento, y por consiguiente de los trastornos, abatimiento y pesimismo que son su consecuencia. Aún para individuos dotados de fuerza singular y de resistencia grande son obligadas las cuatro condiciones primordiales del equilibrio fisiológico, a saber: alimentación sana; oxigenación abundante; normal circulación de la sangre; horas de reposo y sueño reparador.
COMO ALCANZAR EL DOMINIO DE LAS FUERZAS
Sin duda, admiramos a veces el aplomo de algunas personas y la confianza en si mismas tienen, a tal punto que cuantas personas las rodean sienten su influencia. No hay motivo alguno que nos impida ser así también a nosotros, ya que estamos dotados de equilibrio físico y tenemos el dominio de nuestra sensibilidad.
Es necesario que nos impongamos a los que tienen relaciones con nosotros. No lo lograremos más que permaneciendo siempre tranquilos. Lo esencial es sufrir estoicamente la primera sorpresa sin indignación; evitaremos los efectos nefastos de la irritación, del enervamiento, quedaremos dueños de nuestro juicio y de nuestras energías para juzgar las situaciones y ponerles remedio.
No lograremos de momento conservar una calma imperturbable, pero cada tentativa que logremos nos ayudará a preparar el éxito definitivo. La práctica de la respiración será uno de los mejores medios para que desaparezca la ansiedad, la angustia, para prevenir los estados deprimentes, puesto que permitirá evitar la contracción del plexo solar, consecutivo a toda emoción.
Adoptemos pues la actitud de la impasibilidad porque existe una relación íntima entre la actitud que se impone y el estado físico correspondiente el gesto fortalece el sentimiento que quiere expresar. Moderemos los movimientos evitemos todo movimiento compulsivo, toda señal violenta de emoción, alegría o tristeza. Evitemos las exclamaciones, los sobresaltos las agitaciones inmotivadas; No debemos dejamos dominar por lo que oímos o lo que vemos. Nuestra frialdad inspirará el temor, el respeto, y dará a los otros el sentimiento de nuestra superioridad.
Sabemos que una mirada firme ejerce siempre fuerte impresión; utilicemos esta virtud alumbrando con toda llama de los ojos, Observaremos para ello los siguientes consejos:
1.- Colocaremos ante un espejo y dirijamos la mirada sobre la propia imagen reflejada en él. Fijémonos en el punto situado entre los ojos y la base de la nariz. Hagamos un esfuerzo para inmovilizar los párpados y durante treinta segundos conservemos la firmeza de los ojos. Reposemos treinta segundos. Tomemos la primera actitud conservándola durante un minuto. Comencemos durante dos minutos y detengámonos otro tanto. Llegaremos a conservar la mirada fija durante el tiempo que deseemos, sin dificultad ni fatiga, y luego podremos imponer la mirada a nuestros interlocutores.
2.- Hagamos el ejercicio anterior ante una superficie negra; pero además, procuremos abrir los ojos mayor rato que de costumbre y tamaño, dilatándolos hasta llegar a diez minutos.
3.- Podremos sacar igual partido del ejercicio conocido de la vela.
4.- Esforcémonos en leer cada día una página entera de un libro sin pestañar, conservaremos en buena forma la fijación. Facultad desarrollada por los ejercicios anteriores.
5.- Cuando abordemos a una persona y cuando le hablemos pongamos en práctica la actitud que habremos así adquirido; miremos con fijeza a nuestro interlocutor, entre los ojos y la base de la nariz. Impresionaremos si la mirada es tranquila, dulce, la mirada firme. Cuando escuchemos, dejemos de fijar así la mirada; desplacémosla ligeramente a la derecha o a la izquierda, para reposarla y escuchar con más atención.
EDUQUEMOS UNA VOZ CLARA Y EXPRESIVA
El timbre de voz puede conmover profundamente. Y para conseguirlo nosotros que sea persuasivo y conmovedor, cantemos a boca cerrada. Es un ejercicio que puede hacerse todas las mañanas.
Los ejercicios que a continuación leemos, al obrar sobre la articulación darán seguridad y penetración a la voz:
1.- Leamos media página de un libro prolongado y destacando cada sílaba. Por ejemplo: Paaariiis eees laaa caaa- piii-taaal deee Fraaanciaaa, etc.
2.- Si la sonoridad del timbre determina la emoción, la nitidez de la articulación impresiona al espíritu y da a la palabra la facultad de convertirían pasivos los cerebros a los cuales se dirige. Para adquirir articulación nítida leamos en voz alta, ejercitándonos:
a) en separar bien las sílabas;
b) en articular cada consonante como si fuera triple. Por ejemplo: Pppaaarir-riiisss eeesss llla cccapppitttalll ddde Fffrrrannncccia, etc
3. Hagamos el ejercicio precedente, pero leyendo cada vez más aprisa, sin dejar de triplicar las consonantes, ni de marcar un pequeño compás de espera entre cada sílaba.
Nuestra palabra tendrá más poder cuanto más nítida y firme sea, pero también moderada. Cada Palabra, cada sílaba produce su efecto; no pronunciemos jamás ninguna que sea violenta, impaciente, descortés o agresiva.
Escuchemos impasibles, evitemos las exclamaciones y las interrupciones; aguardemos para contestar a que hayan terminado lo que tienen que decirnos. Sin exaltarnos, permanezcamos dueños de nosotros mismos; entonces seremos dueños de la conversación y lograremos ganar la partida. Si fracasamos, tenemos la seguridad de que nuestras palabras tranquilas, pero categóricas, preocuparán al adversario, lo sugestionarán y en realidad no habremos perdido definitivamente la partida.
Desarrollada así nuestra acción, no será igual sobre todos los individuos, será necesario conocer el carácter de aquellos con los que tenemos que tratar, pero no nos dejaremos desconcertar con sus recursos de combate y utilicemos los medios para dominarlos. Hemos afirmado la voluntad, perfeccionado, las facultades según los métodos generales, pero cada día hay que aplicarlas a casos particulares.
1.- Observemos a los demás sin prejuicios: atribuimos a lo mejor determinadas intenciones a una persona, y sin duda tiene otras inesperadas, que nos sorprenderán esta nos parecerá tal, y sin embargo, será otra si nos preocupamos por penetrar sus intenciones. Esperemos todos los obstáculos, ninguno nos desanimará.
2.- No traicionemos en ningún caso nuestras impresiones, buenas o malas, pero interpretémoslas rápidamente para llevar a la practica lo que nos propongamos. Aprovechemos de las circunstancias y así, observando al adversario, veremos que a veces, tal argumento que pensábamos esgrimir hubiera sido de efecto desastroso, mientras que otro, en el que no pensábamos que se nos ha ocurrido en el curso de la conversación, es precisamente el más conveniente.
Dejemos hablar y hagamos hablar, con lo qué descubriremos la mentalidad de nuestro interlocutor, sus puntos de vista, sus intenciones, y así adaptaremos a ello nuestro plan.
3.- Conservemos la sonrisa, no seamos nunca imperiosos. Con serenidad amable engendraremos en los demás un estado de receptividad propicio y necesario para el triunfo. Tendremos sin necesidad de precipitarnos, el tiempo preciso para exponer nuestras reflexiones. No nos impongamos por la brutalidad, daríamos lugar a una resistencia inquebrantable; volvamos dulcemente sobre el mismo asunto; expongamos sin insistencia todos nuestros razonamientos; los más testarudos se verán obligados a reflexionar y muchas veces tendrán que adoptar la solución que propongamos.
Persuadir es crear en el espíritu de un individuo las ideas, los sentimientos, los deseos que quisiéramos hacerle aceptar. Todos nos esforzamos en la vida por emplear la persuasión. Expondremos los principios esenciales para llegar a convencer a las gentes por medio de la palabra. El basarnos sobre reglas exactas nos da superioridad evidente sobre los que las ignoran. Ante alguien a quien queramos sugestionar lo haremos receptible:
a) Evitando todo lo que pueda llevarlo a rechazar nuestras sugestiones.
b) Predisponiendo su espíritu para que sufra la influencia que quisiéramos que nuestras palabras ejerciesen en el. Para ello es necesario evitar toda impresión desagradable, irritante, fastidiosa o repulsiva, pues induciría a nuestro interlocutor a rechazar los impulsos que queramos llevar a su ánimo Se imposibilita toda influencia persuasiva, si se abruma a las personas con observaciones justas o no, irritándose, adoptando un tono retador, usando palabras hirientes o lamentándose. Manifestar de manera imperativas o con toda claridad lo que se desea, es poner en guardia a la persona a quien nos dirigimos e incitarla a desentenderse.
Si el proceder de una persona nos contraría no lo manifestamos más que con mesura y dignidad. No nos impacientemos para ganar la partida. No expongamos nuestro capítulo de agravios. Conservemos las maneras de la persona que, segura de conseguir lo que desea, no se impacienta por su logro. Llegado el caso expresemos el deseo de que sé evite la repetición de actos que nos desagradan, pero enumeremos solo hechos sin comentarios ni formular juicios. Con este sistema, desconcertaremos a nuestro interlocutor. La persuasión se facilita mucho sembrando el desconcierto..
CONDICIONES DEL LÍDER E INSTRUCTOR: Es importante que si queremos asumir las condiciones de instructor tomemos en cuenta los siguientes consejos:
1.- Debemos saber llegar a todos para lo cual no nos olvidemos que a toda persona le gusta y le halaga el que recordemos su nombre. Y no sólo es el interés por detalles como éste, sino además, demostrar una genuina preocupación por el instruido (recordar cumpleaños, llamarlo durante las inasistencias, visitarlo en enfermedad, etc.)
2.- Debemos saber mandar que es lo mismo que saber repartir a cada uno de los participantes una parte de la responsabilidad que las reuniones crean. Es saber hacer participar a todos, o también significa ser director de orquesta. Pero recordemos que no se puede exigir a los demás si antes nuestro ejemplo personal y entrega no justifican dicha autoridad .Para mandar, también hay que saber hacerlo con voz agradable y respetuosa, de aquel que delega funciones confiando en la responsabilidad y capacidad del receptor. Es importante inducir a la acción arengando y destacando la importancia de la realización de tal o cual faena, sin que necesariamente tengamos que explicar el objetivo final o sentido del mismo.
3.- Hagámonos obedecer, para lo cual deberemos saber inspirar respeto.
4.- Procuraremos evitar mostrarnos inseguros y nerviosos.
5.- Cultivemos la voluntad al trabajo, reconociendo los logros.