viernes, 16 de marzo de 2012

LA REENCARNACION.
“Pasando vio un hombre ciego de nacimiento.
Y sus discípulos le preguntaron:
Maestro,¿quién pecó, éste o sus padres para que naciera ciego?”.
(Evangelio de Juan 9,1)
“Alá nos envía muchas veces hasta que regresemos a El”. (El Corán)
“Antes del tiempo que pasé en el seno de mi madre,
¿no habré estado en otra parte y sido otra persona?”(San Agustín, “Confesiones” Libro I)

"Saber quienes hemos sido para saber quienes podemos ser". Reconocer que nuestras actuales condiciones obedecen a deudas o méritos de existencias pasadas, es parte del proceso del autoconocimiento.
Así como nosotros no enviamos a nuestros hijos un año a la escuela, sino que los remitimos año tras año, para ampliar su aprendizaje, y a la vez para que incorpore cosas nuevas; la Divinidad, sabiendo que el ser no logra realizarse en una sola existencia física, le otorga tantas existencias, como le sean necesarias para pasar al plano inmediato superior.
Ya dijimos en capítulos anteriores que el ser humano es como un actor de una obra teatral. Cada actuación le lleva a asumir un diferente personaje que enriquece su capacidad histriónica. Pero terminada la obra, el actor deja de lado el personaje, se quita el vestuario, el maquillaje, deja atrás la escenografía y sale a la calle como individuo que es. En el gran teatro del mundo, nos encontramos permanentemente variando personajes, que nos permitan con el tiempo llegar a estelarizar las obras.
Nunca hemos sido mejores de lo que somos ahora, por ende somos el resultado de nuestras experiencias pasadas. La reencarnación, es entonces la explicación del por qué de las oportunidades o dificultades, y situaciones diversas muchas de ellas muy complejas que nos tocan vivir. Pero obviamente algún mérito habremos conseguido como para estar ahora conscientes de la responsabilidad de saber y de actuar, preparándonos cada día más para cuando seamos requeridos a plenitud.
Los egipcios enseñaban la reencarnación ya 3,000 años antes de nuestra era, con estas palabras: "Antes de nacer, el niño ha vivido ya y la muerte no termina en la nada. La vida es un devenir, que transcurre semejante a un día de sol, que recomenzará".
Asimismo, Platón enseñaba la doctrina del renacimiento. Decía: "Para que en esas vidas, las almas de los muertos desgasten sus malas acciones pasadas". Afirmaba que: “Las almas reencarnadas lo hacen en cuerpos que se asemejan a los que tuvieron en vidas anteriores, e igualmente en instinto y tendencias adquiridas por anteriores experiencias". Y en Fedón podemos leer: "El alma es más vieja que el cuerpo. Las almas renacen sin cesar del Hado, para volver a la vida actual".
La escuela de Hermes ya sostenía que: "Las almas bajas y malas permanecen encadenadas a la tierra por múltiples renacimientos; pero, las almas virtuosas suben volando hacia las esferas superiores".
Los neoplatónicos afirmaban: "Cada alma recibe el cuerpo que le conviene y que está en armonía con sus existencias anteriores."
Orígenes, discípulo de San Clemente, el más instruido de los padres cristianos, aceptaba la doctrina de la reencarnación (vidas sucesivas), que era del conocimiento y creencia común de los primeros tres siglos del cristianismo, y por ello fue anatematizado en aquel famoso Segundo Concilio de Constantinopla. Decía él: “ Cada alma recibe un cuerpo de acuerdo con sus merecimientos y sus previas acciones".
San Gregorio Nacianceno (328-389), decía: "Hay necesidad natural de que el alma sea curada y purificada, y de que, sí no lo es en esta vida lo sea en otras siguientes y futuras."
San Agustín, en su Libro "Confesiones" emplea esta frase: "Antes del tiempo que pasé en el seno de mí madre, ¿No habré estado en otra parte y sido otra persona?
Krishna, hacia el año 3,000 antes de nuestra era (según la cronología de los brahamanes) dijo: ..."Yo y vosotros hemos tenido muchos nacimientos. Los míos no son conocidos sino por mi, pero vosotros no conocéis siquiera los vuestros". Y en diálogo con su discípulo Arjuna (Véase Bhagavad Gita), dice: "Así como el alma residente en el cuerpo material pasa por las etapas de la infancia, juventud, madurez y vejez; así a su debido tiempo pasa a otro cuerpo y en otras encarnaciones volverá a vivir y desempeñar una nueva misión en la Tierra."
Los Vedas, al igual que los cristianos afirmaban la inmortalidad del alma y la vuelta de nuevo a la carne. Sostenían "Que el alma es la parte inmortal del hombre; que las almas vienen hacia nosotros y regresan, y vuelven a venir; que todo nacimiento, feliz o desdichado, es la consecuencia de las obras practicadas en las vidas anteriores".
Y según el Corán: "Alá nos envía muchas veces hasta que regresemos a El".
También Ovidio cantaba: "Las almas van y vienen. Cuando vuelven a la Tierra, dan vida y luz a nuevas formas". Y Virgilío, en "La Eneida " asegura que, el alma al hundirse en la carne, pierde el recuerdo de sus vidas pasadas.
Los cabalistas, así como los exegetas judíos, se ocuparon intensamente de la reencarnación; basta leer "Trasmigración del Alma", del rabí: Isaac Luria. Los hebreos tenían pues la convicción de la reencarnación, tal como se puede ver con la comisión enviada por el clero judaico del Sanedrín a Juan el Bautista., al preguntarle si él era el Mesías o era Elías (Juan 1,19-22). Posteriormente será el mismo Jesucristo quien confirma diciendo: "Y si queréis oírlo, el es Elías que había de venir"... (Mateo 11,14-15).
En el siglo IV-V, San Jerónimo, secretario del Papa Dámaso I y autor de la Vulgata (la Biblia traducida al Latín), en su controversia con Vigilantus, el Galés, debía aún reconocer que el renacimiento de las almas era la creencia de la mayoría de cristianos de su tiempo.
La condenación de los puntos de vista de Orígenes, por ejemplo, y las teorías gnósticas, por el Segundo Concilio de Constantinopla (año 553), a instancias del emperador Justiniano I y el Papa Vigilio quién promulgó una Ley en la que declaraba. "Todo aquel que sostenga la mística idea de la preexistencia del alma y la maravillosa opinión de su regreso, será anatematizado. Esta anatematización o maldición en aquellos tiempos, significaba la persecución; por lo que, a pesar de ser una creencia sostenida por los primeros cristianos, fue cayendo en el olvido en las siguientes generaciones.
Y en lugar de esta concepción clara del destino en la vida de los humanos, conciliadora de la justicia divina con las desigualdades y sufrimientos humanos, surgieron un conjunto de dogmas que hicieron la oscuridad en el problema de la vida y alejaron al hombre de Dios. Sin embargo la creencia en las vidas sucesivas reaparece en el mundo cristiano en diversas épocas.
Un caso evidente de reencarnación mencionado en la Biblia, en el libro de Reyes es el caso de Elías, profeta de Israel. El fue arrebatado en un carro de fuego (un ovni), delante de un testigo presencial llamado Eliseo, su discípulo. Pero poco antes de que esto ocurriera, Elías se enteró que el rey Ajab, rey de Israel, se había olvidado del culto a Yahvéh o Jehová, y estaba adorando al dios de su esposa fenicia Jesabel. Cuatrocientos cincuenta sacerdotes del dios Baal comían en la mesa de Ajab. Por tanto, en un arranque de celo de amor a Dios, Elías retó a los sacerdotes de Baal, para que sacrificaran un holocausto a su dios en el monte Carmel, que él solo haría lo propio delante del pueblo. Quien no pudiera demostrar que su dios era el verdadero, lo pagaría con la muerte. Los sacerdotes de Baal, estuvieron durante horas cantando y danzando delante de su altar, pero su dios no se manifestó. Elías hizo lo propio, y del cielo bajó un rayo de luz que consumió la ofrenda. Entonces tomó entre sus manos una espada, y arengando al pueblo degolló a los sacerdotes, cortándoles la cabeza.
Existe la Ley de Causa y Efecto expresada en la Biblia como la Ley del “Talión”, que es “ojo por ojo, y diente por diente”, mientras que en el Evangelio dice: “Has con otros como quisieras que hicieran contigo, y no hagas a otros lo que no quieres que te hagan a ti”. Por tanto en el Evangelio de Lucas, se nos dice: “Que el ángel se le apareció a Zacarías, el esposo de Isabel, la prima de María y sacerdote del templo. Y le dijo que le iba a nacer un hijo, que vendría con el espíritu de Elías”. No con la personalidad ni con el carácter, porque eso muere con la persona, sino con su espíritu. Así que si Juan el Bautista era la reencarnación de Elías, y Elías tenía una deuda de sangre por haber matado a otros seres humanos cortándoles la cabeza. ¿Cómo murió Juan Bautista?
Las versiones actuales del Nuevo Testamento, explican que Jesús después de la transfiguración en el Monte Tabor, se encontró con los tres apóstoles que le acompañaban, y estos le preguntaron: "Señor, pero no estaba dispuesto acaso que antes de que viniera el Mesías tenía regresar primero Elías?”. A esto, Jesús les respondió: “En verdad os digo, que Elías ya vino y no le reconocieron, sino que hasta le habéis matado. Así también harán ellos padecer al hijo del hombre. Entonces, entendieron los discípulos que les había hablado de Juan el Bautista” (Mateo 17,10-13).
En el evangelio de San Juan (Cap.9, 1- 3) dice: "Pasando vio un hombre ciego de nacimiento, y sus discípulos le preguntaron: Maestro quién pecó, éste o sus padres para que naciera ciego? Respondió Jesús: Ni pecó éste ni sus padres, sino para que se manifiesten en él las obras de Dios”.
¿Cómo podían preguntarle a Jesús si ese hombre que era ciego de nacimiento, lo era porque él había pecado o sus padres? ¿En qué quedamos? Si no existen vidas anteriores ¿cuando habría pecado? Pero no siempre las situaciones de la vida son consecuencias de desaciertos o pendientes de nuestras vidas anteriores. Ciertas situaciones muy duras pueden ser parte del proceso de aprendizaje y no necesariamente un castigo.
Si dos personas no nacen en igualdad de condiciones, ¿cómo podríamos hablar de justicia y equidad Divina? Uno nace hombre y otro mujer, y no hay aún igualdad de condiciones para ambos; uno nace pobre y otro rico; uno sano y otro enfermo; uno con todas las oportunidades en la vida y otro sin ninguna; uno tuvo una larga vida, y el otro ni bien nació se murió o no nació; uno tuvo una hermosa familia, y el otro, o no la tuvo o mejor que ni la hubiera tenido. Todo esto se explica desde la reencarnación como la oportunidad para aprender a ser solidario unos con otros.
La ley de Causa-efecto aplicado al tema de la reencarnación nos muestra orden y sentido en la vida, así como justicia y equidad Divina, a la vez la oportunidad como para manifestar entre todos el amor incondicional.
La reencarnación o encarnación sucesiva de los seres, es una ley natural y cósmica. Sin ella, las actuales desigualdades humanas: físicas, intelectuales y morales, no tendrían una explicación lógica. Así hasta los fenómenos dolorosos serían reajustes del orden violado, como rescate de deudas contraídas con la Ley Universal del Amor en el pasado o procesos de aprendizaje..
Analicemos, por un momento, a la luz de la razón cómo funcionan las cosas. La más elemental lógica nos hace ver que si Dios es infinitamente sabio y justo ( y en ello concuerdan todas las religiones), por tanto tendría que proveer a todas las almas con las mismas cualidades intelectuales, morales y volitívas, y nacer todos en las mismas condiciones humanas. Y si esto no ocurre en la práctica cómo explicarse si tan solo una vida se le diera a cada alma para alcanzar la llamada bienaventuranza. No nacemos todos iguales, por tanto eso debe tener una explicación lógica basada en leyes universales. ¿Podremos entonces, culpar a Dios, que es la Máxima Sabiduría Cósmica y el eterno Amor de las desigualdades e incongruencias?
Además, si el alma es creada por Dios, al nacer, tiene que ser pura; porque es inadmisible a la razón, que Dios pueda crear algo impuro.
INMORTALIDAD DEL ALMA
Todo cuerpo recién fallecido contiene todas las sustancias orgánicas, pero le falta eso que llamamos Vida; porqué de ese cuerpo ha salido la energía conciente o el psiquismo que la animaba, a la cual llamamos Alma. Pero ese psiquismo no se desintegra, porque lo que no ha nacido, con la vida material orgánica, no muere con ella. Ese psiquismo, ese hálito de vida, el Alma preexistente a la formación del cuerpo, es inmaterial e inmortal; y pasa a vivir en otra dimensión.
El Alma, el psiquismo que anima a todo cuerpo: humano, animal, vegetal, sobrevive entero como unidad, en el hombre, y grupal en los reinos animal y vegetal.
La muerte destruye tan solo el cuerpo físico orgánico y da libertad al Alma, que continua viviendo ligada por el amor a los que fueron sus afines, familiares o amigos en la vida física. Cuando las personas evolucionan en conciencia llegan a desarrollar su facultad sensitiva y vibrar en el amor fraterno, pasan a ser los guías espirituales, ángeles tutelares más íntimos. Pero, cuando son almas ruines y cargadas de odio o resentimiento, pueden causar mucho daño a quienes odian, llegando a causar ciertos trastornos alrededor de las personas.
El Espíritu, que es la conciencia, es donde residen las facultades: intelectiva, volitiva, racional y creadora; con el Alma, donde se encuentra la facultad sensitiva, forman un todo espiritual que no muere jamás. Sigue progresando y viviendo en los mundos, hasta llegar al grado de perfección que le libere de las encarnaciones en los mundos físicos, para continuar colaborando en la obra divina del progreso de la Creación.
LA CIENCIA
"Y el Señor Dios me habló diciendo: "Antes que fueses engendrado en el seno de tu madre te conocí", Jeremías I, 4-5.
Según los trabajos de investigación del Dr. J. B. Rhine en el laboratorio de Parapsicología de la Universidad de Duke (North Carolina, E.U.), ya se han colocado en el plano científico, en forma probada, a los fenómenos de materializaciones de cuerpos fluídicos (psicosoma), probando así la existencia del alma después de la muerte física.
En el siglo XX un grupo de científicos soviéticos compuestos por biólogos, biofísicos, bioquímicos se reunieron cerca del centro espacial soviético de Kazakastan, para estudiar un espectacular descubrimiento: La cámara Kírlian, del físico ruso Semyur Kírlian y su esposa Valentina. Consiste esta en una cámara de alta frecuencia que, traspasando la densidad del cuerpo físico, cual Rayos X, muestra el doble inmaterial de una persona. Y llega hasta mostrar la energía de brazo cortado o pierna en personas a quienes les habían sido amputados. Con equipos ópticos combinados con la cámara de los Kirlian, los científicos en referencia llegaron a obtener la visión y fotografía (efluviografia) del psícosoma y del aura que emana de personas, animales y vegetales; visión ésta que hasta ahora estaba reservada a algunos con capacidad clarividente.
Para los científicos soviéticos no fue tan sólo la confirmación de la veracidad del fenómeno, sino que además la confirmación de que el ser humano, los animales y las plantas tienen, además del cuerpo físico orgánico, un cuerpo de energía que denominaron: "cuerpo de plasma biológico" o "cuerpo bioplasmático"; y que los cuerpos emiten efluvios o emanaciones en colores, según el estado psicomagnético del sujeto, y cuyas emanaciones cesan al producirse la muerte del sujeto, humano, animal o vegetal, según los experimentos realizados.
EJERCICIOS PARA RECORDAR VIDAS PASADAS
Para despertar el conocimiento lúcido y consciente de las vidas anteriores, es aconsejable realizar el siguiente ejercicio:
Sentados en posición cómoda frente a un espejo, relajar el cuerpo y la mente, luego con los ojos abiertos, concentrar toda nuestra atención a la altura del entrecejo en la imagen reflejada. No deberemos perder en ningún momento la concentración y observación. Será entonces, cuando ciertas imágenes y rasgos particulares comenzarán a adquirir forma y a manifestarse en nuestro rostro, el cual aparecerá distorsionado y cambiante, hasta que las imágenes se vayan definiendo.
Seguidamente nos acostaremos en el suelo, con los brazos a los lados del cuerpo, talones juntos, y cerrando los ojos realizamos una relajación aún más profunda, y cuando ésta ya haya sido alcanzada, nos concentramos en hacer una práctica de retroceso reencarnativo, requiriendo para empezar la visualización de un túnel mental en nuestro entrecejo, para luego ingresar en él como si navegáramos, pero girando en una espiral en el sentido inverso a las manecillas del reloj. Sobre todo hay que empezar por utilizar nuestra memoria sobre los hechos más cercanos a los actuales, volviendo sobre las imágenes del día de hoy, del día de ayer; los recuerdos de hace una semana, de hace dos semanas, un mes, hace seis meses, hace un año, hace dos años, hace cinco años, hace diez años, hace veinte años, hasta llegar a cuando éramos adolescentes, cuando éramos niños, cuando recién habíamos nacido, al momento mismo del nacimiento, un mes antes de nacer, seis meses antes de nacer... Hasta llegar a aquel momento en que ya no hay recuerdos de la presente encarnación, ni siquiera en el subconsciente.
Y seguimos proyectándonos a través del túnel mental, de tal manera que llegamos a aquel momento en que negociamos con unas entidades espirituales lo que sería nuestra presente encarnación. ¿Qué sentimos, qué recordamos?
Seguimos hacia atrás, veinte años antes de nacer en la presente encarnación. ¿Dónde estábamos, qué sentíamos? Cincuenta años antes de nacer, cien años, doscientos años... Las imágenes se van sucediendo, los recuerdos también. ¿Dónde estamos? ¿Quiénes somos? ¿Cuándo y dónde conocimos antes, en otras existencias a nuestros actuales familiares? Seguimos girando a través del túnel mental, a través de la luz: quinientos años, mil años, dos mil años, cinco mil años, diez mil años y más... Vamos a ir llegando al momento mismo en que se condensó nuestra esencia del estanque cósmico. Vamos llegando a ese momento que hubo una explosión de luz y de sonido que acompañó nuestra creación como seres individualizados. Estamos atentos al sonido, porque es en parte nuestro “Nombre Cósmico”, nuestra clave vibratoria personal, que será complementada más adelante a lo largo del crecimiento en nuestras diferentes existencias.
Nos quedamos en silencio concentrados en las imágenes y sensaciones por unos minutos…
Poco a poco vamos a ir volviendo...Vamos a ir retornando a través del túnel mental, desde hace diez mil años o más. Volveremos a través de los recuerdos positivos y constructivos. Cinco mil años, dos mil años... ¿Dónde estamos? ¿Quiénes somos?¿Con quién nos relacionamos? Observamos detalles que nos puedan servir de puntos de referencia, lugares, costumbres, paisajes, etc.
Seguimos volviendo: mil años, quinientos años, doscientos años, cien años... Estamos cada vez más y más relajados, libres de toda tensión, y sólo nos acompañarán los recuerdos constructivos y edificantes, y todo aquello que podamos sobrellevar, y que nos permita conocernos, recordarnos y ubicarnos en el momento actual
Vamos volviendo… Cincuenta años antes de nacer a ésta encarnación, veinte años, diez años...Llegaremos al momento de nuestra última muerte…De pronto sentimos que no somos nada, que hemos dejado de ser…
Vamos girando a través del túnel mental, siguiendo el sentido horario, volviendo a través de la oscuridad ubicando un punto de luz a la distancia.
De nuevo nos encontramos dentro del vientre materno, estamos a los seis meses antes de nacer. ¿Qué sentimos? ¿Qué recordamos? Tres meses antes de nacer…Nos vamos acercando al momento de nuestro nacimiento.
Hemos nacido a esta última encarnación…Y vamos a ir volviendo a través de los recuerdos de nuestra infancia, de nuestra niñez, de nuestra adolescencia y juventud, hasta el momento presente. Estamos retornando por el túnel mental poco a poco al momento actual.
Al término de tres abriremos lentamente nuestros ojos, nos encontraremos completamente relajados, libres de toda tensión, en perfecta paz y armonía.
Con el número uno que visualizamos en nuestra mente vamos a ir volviendo, vamos sintiendo nuestro cuerpo sano y armónico...Con el número dos, vamos a ir tomando conciencia del momento actual y del lugar donde nos encontramos. Con el número tres, tomamos una respiración lenta y profunda, y al exhalar, abrimos lentamente nuestros ojos, y nos encontramos en paz...

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