martes, 20 de marzo de 2012

LOS DIECISÉIS SENDEROS DE DESTRUCCIÓN

Las dieciséis razas son llamadas los "dieciséis senderos de destrucción", porque siempre hay en cada raza el peligro de que el alma pueda adherirse demasiado a la raza; de que se sumerja tanto en las características raciales que no pueda sobrepasar la idea de raza, y fracasaría entonces en su progreso; hay el peligro de que se cristalice tanto en esa raza que se confine a los cuerpos
de la misma, cuando éstos comiencen a degenerar, como sucedió con los judíos.

En los Períodos, Revoluciones y Epocas en los que no hay razas, hay mucho más tiempo y la probabilidad de fosilizarse no es tan grande ni tan frecuente. Pero las dieciséis razas nacen y mueren en un tiempo tan relativamente corto, que existe el peligro muy grave de adherirse demasiado a condiciones que deben dejarse atrás.

Cristo es el Gran Guía Unificador de la Sexta Epoca, y enunció esta ley cuando emitió esas poco comprendidas palabras: "Si alguien viene a mí y no odia a su padre y a su madre y a sus hijos, y a sus hermanos, y a sus hermanas, y hasta su propia vida también, no puede ser mi discípulo". "Y cualquiera que no lleve su cruz y venga tras mí, no puede ser mi discípulo" "... quienquiera que no abandone todo lo que tenga, no puede ser mi discípulo".

Esto no quiere decir que debemos dejar o desestimar los lazos familiares, sino que debemos elevarnos más allá de ellos. Padre y madre son "cuerpos"; todas las relaciones son parte de la raza que Pág. 263 - 264 pertenece a la Forma. Las almas deben reconocer que no son cuerpos ni razas, sino Egos que están luchando por la perfección. Si un hombre se olvida de esto y se identifica con la raza -adhiriéndose a ella con patriotismo fanático- es lo mismo que fosilizarse en ella cuando sus compañeros hayan pasado a otras alturas del Sendero de Realización.

del libro Concepto Rosacruz del Cosmos de Max Heindel