LOS DIECISÉIS SENDEROS DE DESTRUCCIÓN
Las dieciséis razas son llamadas los "dieciséis senderos de destrucción", porque siempre hay en cada raza el peligro de que el alma pueda adherirse demasiado a la raza; de que se sumerja tanto en las características raciales que no pueda sobrepasar la idea de raza, y fracasaría entonces en su progreso; hay el peligro de que se cristalice tanto en esa raza que se confine a los cuerpos
de la misma, cuando éstos comiencen a degenerar, como sucedió con los judíos.
En los Períodos, Revoluciones y Epocas en los que no hay razas, hay mucho más tiempo y la probabilidad de fosilizarse no es tan grande ni tan frecuente. Pero las dieciséis razas nacen y mueren en un tiempo tan relativamente corto, que existe el peligro muy grave de adherirse demasiado a condiciones que deben dejarse atrás.
Cristo es el Gran Guía Unificador de la Sexta Epoca, y enunció esta ley cuando emitió esas poco comprendidas palabras: "Si alguien viene a mí y no odia a su padre y a su madre y a sus hijos, y a sus hermanos, y a sus hermanas, y hasta su propia vida también, no puede ser mi discípulo". "Y cualquiera que no lleve su cruz y venga tras mí, no puede ser mi discípulo" "... quienquiera que no abandone todo lo que tenga, no puede ser mi discípulo".
Esto no quiere decir que debemos dejar o desestimar los lazos familiares, sino que debemos elevarnos más allá de ellos. Padre y madre son "cuerpos"; todas las relaciones son parte de la raza que Pág. 263 - 264 pertenece a la Forma. Las almas deben reconocer que no son cuerpos ni razas, sino Egos que están luchando por la perfección. Si un hombre se olvida de esto y se identifica con la raza -adhiriéndose a ella con patriotismo fanático- es lo mismo que fosilizarse en ella cuando sus compañeros hayan pasado a otras alturas del Sendero de Realización.
del libro Concepto Rosacruz del Cosmos de Max Heindel