sábado, 10 de abril de 2010

INFORME. SALIDA LAGUNAS DE BORO, CHICLAYO

EN ESTA OCASIOON COMPARTO CON UDS. EL INFORME DE MIS EXPERIENCIAS EN LA SALIDA QUE HICIMOS A "LA MESETA DE LOS ANCIANOS", CERCA A LAS LAGUNAS DE BORO, A POCA DISTANCIA DE CHICLAYO EL DIIA JUEVES Y VIERNES SANTO DEL PRESENTE.
ASI MISMO LES ENVIIO UNA SELECCIOON DE 38 FOTOS TOMADAS DURANTE DICHA SALIDA.
¡QUE EL PROFUNDO LOS LLENE A TODOS CON LA LUZ DE LA SABIDURIA!
VUESTRO AMIGO Y HERMANO EN MISIOON:

RODOLFO F. LIAU-KANG.


Gloria, Luis Alejandro, Ricardo y Fernando, en la salida de las Lagunas de Boró.

SALIDA A “LA MESETA DE LOS ANCIANOS”
LAGUNAS DE BORÓ, CHICLAYO.
7 de abril de 2010.
Después de unos días de reflexión en lo sucedido, quiero compartir con todos Uds. las experiencias que viví y las fotografías que tomé durante la “salida al campo” en la que participe junto con algunos integrantes del Grupo Porvenir, liderado por Luis Alejandro Serrepe, los días jueves 1 y viernes 2 del presente mes.
La zona a la que fuimos de campamento es la que llamamos “La Meseta De Los Ancianos”, ubicada en las inmediaciones de las Lagunas de Boró, a poca distancia de la ciudad de Chiclayo. Nuestro grupo bautizó, hace como 20 años, con el nombre arriba mencionado a dicha lugar, por la existencia en él de ciertas formaciones rocosas que en la penumbra de la noche, se destacan como si fueran ancianos sentados mirando hacia las luces de nuestra capital provincial, la “Capital de la Amistad”.
Partimos desde la casa de “Che” Luis Alejandro poco después de las 3 pm. Ya a las 3:45 estábamos en el estrecho sendero rodeado de cañaverales rumbo a las Lagunas de Boró. Después de realizar nuestra armonización inicial, un poco alejados de la carretera principal para evitar miradas curiosas, emprendimos la marcha envueltos por la luz de un brillante sol, que no quemaba en realidad, sino mas bien producía una agradable temperatura tropicalmente fresca, rodeándonos con un suave olor a caña de azúcar casi lista para su cosecha.
En una de las fotos que tomé al grupo avanzando por el sendero rodeado de cañaverales, se puede apreciar la presencia de un objeto no identificado, muy por encima de los cables de energía eléctrica. En esta toma se puede ver a plena luz del día (3:53 pm), una nave redondeada oscura, rodeada por un leve resplandor y con cuatro largas extensiones, como si de antenas se trataran, que salen de ella dándole el aspecto de una gran cruz de brazos iguales. En el momento de la toma nadie se percató del hecho. Esto lo descubrí después de regresar a casa, al examinar las fotografías realizadas durante la salida. Para mi significó que el apoyo de nuestros “Guías” se manifestó desde un principio, aunque no nos dimos cuenta de este hasta poco después.
Pocos días antes, en la reunión del sábado 27 de marzo en casa de “Che”, hablamos de la posibilidad de hacer una “salida” por Semana Santa, de esta forma entraríamos en paralelo con los “Grupos” que irían a Chilca y los que saldrían en Cuzco. Luis Alejandro sugirió ir al “Valle del Guardián Blanco”, otro lugar de salida para los “grupos” locales, pero yo, haciendo caso a un impulso intuitivo, en ese instante propuse ir a “La Meseta De Los Ancianos”, expresando al mismo tiempo que los demás integrantes del “grupo”, los “padawans” de “Che”, como cariñosamente los llamamos, debían iniciar o abrir su camino hacia el interior del Dpto. de Lambayeque, comenzando por la zona por mi propuesta. Ellos ya experimentaron salidas a la playa, ahora era el momento que comiencen a conocer las zonas interiores, empezando por la primera y más cercana a la ciudad antes de adentrarse a las siguientes, mucho más lejanas. Además en esta pequeña meseta se encuentran las ruinas de un templo antiquísimo, el primer santuario que los “padawans” deberían vivenciar. Ya tendrían, dije yo, oportunidad de visitar los otros lugares de “salidas”, como si de una “paz-siente” peregrinación a lugares santos se tratara. Y es que eso es, visitar lugares de iniciación y “contacto” preparados desde hace mucho, conservados por “guardianes” de la Gran Hermandad, a la espera de los que escuchen, atiendan y sigan el “llamado” que grita en el silencio de nuestros corazones.
En ese momento no tomamos ninguna decisión, excepto que trataríamos de estar muy atentos a los signos o señales que se presentaran durante lo días siguientes. Así quedamos en reunirnos nuevamente el miércoles 31, víspera de la fecha fijada para la “salida al campo”.

Durante los días que siguieron tuve sueños recurrentes en los que me vi en “La Meseta De Los Ancianos”, rodeado de estos, de sacerdotes antiguos y de hermanos del cosmos y sus naves. Igualmente, durante mis meditaciones me vi proyectado a ese lugar y en una de ellas vi una grande y hermosa nave extraterrestre, muy larga y de brillante color dorado.
El día miércoles 31, ya en casa de “Che”, al llegar este poco después de mí, me saludo y entregó un par de páginas del diario “La Industria” del día domingo 28, día siguiente de la reunión anterior, y me dijo:
- Lee Rodo. Probablemente aqui está la respuesta a nuestra interrogante. -y él, después saludar al resto del grupo que ya estaba ahí, paso al interior de su casa.
Comencé a revisar las páginas y encontré una nota de prensa en la que el arqueólogo Dr. Walter Alva, hablaba sobre la posibilidad que la zona arqueológica de Ventarrón, en la cual se levanta una gran huaca, podría ser uno de los centros culturales más viejos del norte peruano, tal vez el más antiguo de todos. Quedé real y gratamente impresionado al recordar que Ventarrón está en el valle junto a “La Meseta De Los Ancianos” y que estos “ancianos” parecen estar mirando en su dirección desde el borde de su meseta y santuario.
Lo percibido por mi durante esos días, más la noticia salida en el diario hizo que tomáramos la decisión de hacer la “salida” en la zona de Boró. Luis Alejandro y yo finalmente volveríamos a este lugar ¡después de casi 20 años!
Gloria, Fernando y Ricardo, iban por primera vez al lugar, llenos de entusiasmo y curiosidad, quizá con la expectativa de espectaculares experiencias materiales puramente físicas, casi sin pensar en las extraordinarias vivencias mentales y espirituales que podrían darse. ¡Igual que todos nosotros, al iniciarnos en el caminar de un rahma!
Durante el asenso pudimos apreciar la belleza de paisaje con las lagunas como gran centro de atracción y la fascinante mole del cerro piramidal que se eleva a media distancia entre ellas y “Los Ancianos”, mirando en dirección norte desde estos.
Y así fue como llegamos al lugar de los campamentos, en las alturas de esa pequeña meseta, rodeados de los restos de una antigua muralla que subiendo por la cara occidental de la montaña, la cruza por la parte superior, bajando por la cara oriental y volviendo a subir por la falda del siguiente cerro, como si fuera un burdo remedo de la Gran Muralla China, guardando las justas distancias por supuesto. Aquí es donde realizamos nuestra armonización con el lugar y generamos nuestra cúpula energética de protección, antes de armar las tiendas de campaña.
El armar las carpas fue una verdadera prueba de “paz-ciencia”, perseverancia y tolerancia ante el embate continuo e implacable del viento, el cual desató toda su furia sobre la meseta y nosotros, que en ella estábamos luchando por plantar el campamento. Finalmente conseguimos nuestro objetivo y al poco tiempo de lograrlo, como por arte de una magia desconocida, ese terrible viento se calmó literalmente por completo pudiendo así el grupo trabajar tranquilamente durante el resto del día.
A poquísima distancia del campamento y hacia el noroeste de este, después de muchos años, pudimos ver nuevamente a “Los Ancianos”, justo al atardecer. La combinación del hermoso cielo al finalizar el día y las luces de la ciudad de Chiclayo en la lejanía al comenzar la noche, pintó uno de los más hermosos espectáculos que pueda verse en esta parte del planeta.
También pudimos fotografiarnos junto a un tramo de “la muralla”, cuando ya la relajante oscuridad de la noche comenzaba a cubrir el campamente y poco antes de comenzar nuestras prácticas, las cuales comenzamos pocos minutos después de las 7:30 de la noche y las terminamos aproximadamente a las 10:45.
Unos minutos antes del inicio de la primera práctica, apunté el laser que posee mi linterna en dirección al “Cinturón de Orión”, pensando en broma y soñando despierto, que sería fantástico si ese pequeño haz de luz pudiera llegar hasta allá y nos respondieran de la misma forma. Fue en ese momento, justo al apagar el laser, que se inició una serie interminable de fogonazos sobre el campamento, a cielo despejado, sin nubes que pudieran hacer sospechar de relámpagos naturalmente producidos. Fueron tantos los destellos de luz que perdimos la cuenta de cuantos sumaron en total. En estos momentos comenzamos a tomar “con-ciencia” de la confirmación del apoyo y protección de nuestros “Guías”, que más tarde sería reconfirmado más contundentemente.
Así comenzamos las prácticas. Primero fue una armonización muy intensa, con mantralizaciones de cada uno de nuestros mantras por siete veces, terminando con la mantralización del nombre de la Virgen María, a pedido de Luis Alejandro, pero pronunciado en hebreo: Miriam. Con cada mantralización, yo me concentré en cada uno de mis “chakras”, con la finalidad de estimularlos, cargarlos, ordenarlos y armonizarlos. Pudimos percibir que una luz rosada brillante, el rayo del amor desinteresado, nos llenó y rodeó por completo, copando todo el campamento, el cual ya era iluminado por una hermosa luna llena en todo su esplendor. Esta experiencia me llenó de una tremenda paz interna.
Durante esta práctica pude encontrarme nuevamente con nuestro Hermano Mayor, el Mayor de los Mayores. Igual que en la anterior oportunidad, mi corazón y mi mente parecían querer salirse de mi cuerpo, junto con las lágrimas que brotaban de mis ojos. Él ante una pregunta mía sobre los “Retiros de Emaús”, generada por una conversación con mi hijo mayor, me respondió diciendo:
- Vive la experiencia de Emaús, con toda confianza y sin ningún temor, siempre estarás bien protegido. Esa vivencia te ayudará a recordar mucho más, a ser más tolerante y amoroso, aprenderás formas que te ayudarán a controlar mucho más los ímpetus desbocados de tu herencia genética y espiritual -y a continuación agregó:
- No demoren más el cumplimiento de vuestras misiones personales y grupales. Irradien vuestra luz, esta les ha sido dada para que la compartan con vuestro prójimo, el cual se debate en medio de las tinieblas de la ignorancia, madre de todos los temores, supersticiones y vicios que encadenan vuestras almas.
- Maestro ¿que podemos hacer? -le dije yo- Es tan grande y difícil la obra, y somos tan débiles.
- Escriban, publiquen y divulguen vuestros conocimientos; estos han sido depositados en el arca de vuestros espíritus para el consuelo, la salvación y la evolución de las humanidades de la tierra y de todo el universo. Uds. son uno de los factores más importantes en la construcción del gran puente que yo fundamenté con mi propia sangre, desde antes de estar en el palacio de Pilatos. Pero sobre todo den el ejemplo de ser mis discípulos verdaderos y hermanos míos, hijos del mismo Padre. Tengan fe. Sáquenla con la fuerza de vuestro interior, ahí están ambas desde que nacieron, fuerza y fe, para que la usen en el momento preciso. ¡Y ese preciso momento es ahora! Siembren las flores y las luces, del amor y la verdad a cada momento de vuestra vida actual.
- Muchas veces, la mayor parte de ellas -volví a hablarle- nos sentimos tan pequeños ante el mundo de problemas que se nos presentan, que no sabemos como actuar o nos acobardamos ante tantas dificultades que aparentemente desbordan nuestras capacidades.
- Tu lo has dicho, aparentemente desbordan vuestra capacidades -me respondió-. Ustedes, como yo, son hijos de Dios. Están muy por encima de los animales puramente instintivos. Está puesto en las Escrituras Santas que el hombre ha sido creado poco menos que los ángeles, pero para sentarse a la derecha del Padre. Te vuelvo a repetir: Somos hijos del mismo Padre. Por lo tanto somos eternos, aunque vuestros cuerpos materiales sean aun finitos, y esto solo es cuestión de tiempo y evolución, en realidad nuestra Esencia, la que hace de todos nosotros verdaderos seres humanos no tiene más límites que los que ustedes mismos se impongan. En verdad es ilimitada. Ni el espacio, ni el tiempo es una verdadera barrera para aquel que decide comportarse como verdadero hijo, del verdadero Dios. Pero siempre ten presente que estos, los hijos de Dios, están por encima de todos los actos puramente instintivos, dominando por completo los instintos básicos que solo los llenan de ilusorias sensaciones puramente materiales. Recuérdaselo a todos los que te rodean o se acerque a ti.
Finalmente, y sin perder la dulce sonrisa que tuvo desde el comienzo del contacto, me dijo:
- Continúa con tus hermanos, vuelve con ellos y sigan trabajando por la luz de la verdad. Esta noche ustedes vivirán parte de la experiencia de ser verdaderos hijos del Padre. Déjense guiar por vuestro corazón, él siempre será vuestra guía segura, hablándoles siempre con grandes inspiraciones. A través de él es que les hablo siempre y parece que ustedes no se dan cuenta. Abran su mente. ¡Lleva mi bendición a todos tus hermanos y hermanas en misión!
Así me despedí de Él, nuestro hermano mayor, maestro, guía y señor, sintiendo mucha pena por tener que hacerlo, pero con la felicidad desbordante de saber conscientemente que nunca estuvo, ni estará lejos de nosotros, sus humildes hermanitos menores.
Un poco después de esa práctica iniciamos la segunda. Esta consistió en crear mentalmente grandes esferas de energía con luz de los colores amarillo dorado, el color de la sabiduría; verde, el del equilibrio natural y la salud; rosado, el color del amor desinteresado hacia los demás; celeste, el de la pureza y espiritualidad; y finalmente el violeta, color del compromiso místico intenso y profundo; todos muy brillantes y luminosos. Cada esfera, una vez conformada fue depositada dentro de las lagunas de desarenado de Boró, inicio del sistema de agua potable de la ciudad de Chiclayo, con la intención que el líquido elemento impregnado con estas energías, al llegar a cada una de las casas de la localidad afecten a la población con sus beneficiosos efectos.
Luego procedimos a irradiar directamente la “Capital de la Amistad” con esos mismos rayos luminosos. En este momento yo visualicé flores con los colores arriba mencionados que descendiendo del cielo se plantaban en diferentes lugares de nuestra urbe. Las de color amarillo las vi bajar principalmente sobre la municipalidad; las verdes, sobre los hospitales; todas las demás se plantaban indistintamente en todo lugar. Lo interesante fue que al terminar este trabajo, casi todos habíamos visualizado luces y flores semejantes sobre la ciudad. Quedamos a la espera de la próxima manifestación de los frutos del trabajo que se ha realizado. ¡Que así sea, así es, así será y hecho está!
A continuación, unos minutos después de terminada la irradiación de nuestra localidad, empezamos el siguiente trabajo. Este consistió en abrir un portal, usando nuestra mente, a través del cual nos proyectaríamos a mil años en el pasado para observar en aquel tiempo el paisaje que nos rodeaba. Poco después volveríamos a llamar a nuestro portal, pero esta vez nos proyectaríamos dos mil años más hacia el pasado. Mi experiencia fue realmente fascinante.
Mil años atrás pude ver la muralla perfectamente construida y no derruida como actualmente se encuentra. El templo, cuyas últimas ruinas son apenas visibles en la actualidad, lo pude percibir totalmente completo, con su perfecta forma rectangular, de paredes no muy altas de piedras labradas sin ninguna fineza y un techo de paja a dos aguas. Toda la zona estaba llena de gente, vestida a la usanza indígena, que iba y venía realizando diversas actividades en forma pacífica, pero sobre todo entraban y salían de aquel santuario. Además noté que en varias torres, estratégicamente ubicadas en los alrededores y hechas también de piedras burdamente talladas, se encontraban guerreros con indumentarias y armas indígenas antiguas, muy semejantes a las encontradas en Sipán.

La gran sorpresa me la llevé dos mil años más en el pasado. Ahí pude ver que el sitio estaba también muy poblado, lleno de gente vestida ligeramente diferente a la que vi anteriormente, pero de mejor manera. Aparentemente sus vestidos eran de mejor calidad y de telas más ligeras con colores muy suaves, claros y luminosos. A todos se les veía con ademanes y actitudes que mostraban mejores y más refinados modales. Claramente podía apreciarse que todos irradiaban una gran aura de paz. No pude ver ninguna muralla y el templo era un verdadero santuario, hermosamente construido con piedras finamente pulidas y adornadas con hermosos alto y bajorrelieves, con una altura superior a como lo había visto antes. Su techumbre me pareció hecha de un material muchísimo más noble que la simple paja de mil años después y no a dos aguas. Además todo el edificio estaba rodeado de bellos jardines muy bien cuidados, lo cual contrasta con el árido paisaje actual. Me parecía una arquitectura mixta que tenía algo de maya y egipcia a la vez. Me llamó la atención también, el hecho de no ver las torres de uso militar anteriormente vistas y tampoco los guerreros que se apostaban en ellas. Todo era verdaderamente luminoso, bello y pacífico.
Las imágenes que vi durante esta práctica, fueron confirmadas por las que percibieron algunos de los hermanos que participaron en la experiencia. Aunque no fueron exactamente iguales, había detalles muy semejantes o paralelos.
Durante casi toda la noche, entre los intervalos entre trabajo y trabajo, y prácticamente hasta el momento de acostarnos a descansar dentro de las carpas, pudimos apreciar los pasajes y acercamientos de algunas naves, que entre fogonazo y fogonazo, hicieron su aparición sobre nuestras cabezas, contrastando con los 5 o 6 aviones que también pasaron sobre nosotros, con sus clásicas luces de balizaje y el característico ruido de sus turbinas. A una de las naves en particular pudimos verla justo en el momento en que disparaba un gran resplandor, como si de un estallido de luz se tratara, sobre nuestro campamento, antes de seguir su vuelo a cierta altura.
Al día siguiente, desde las 8:30 a.m. aproximadamente, después de un reparador y profundo sueño, me dediqué a recorrer casi toda “La Meseta De Los Ancianos”, reflexionando en profundo y solitario silencio las experiencias vividas la noche anterior y a la vez, capturando en mi cámara fotográfica cada uno de los diferentes detalles, que a mi parecer, me parecían verdaderamente resaltantes en ese hermoso paisaje. Ahí están los restos de dos de los varios torreones que aun existen; también las escasas ruinas, muy pocas en realidad, de lo que fue el rectangular templo. Estas casi han desaparecido y quedan muy pocas piedras de las bases de los muros perimetrales del monumento. No me explico como pueden haber desaparecido tantas en los años que no visitamos el lugar. Esto es una verdadera tristeza, pues si continua esta depredación no quedará rastro alguno de lo que fue este antiquísimo lugar de peregrinación y adoración. También encontré la “Piedra Campana”, llamada así por nosotros ya que suena con tono metálico al ser golpeada. Esta está actualmente en posición vertical y no horizontal como yo la recordaba. Alguien, con muy buen criterio creo yo, debe haberla puesto perfectamente parada durante el periodo de nuestra ausencia. Y por supuesto, no podían faltar “Los Ancianos”, con su majestuosa presencia al borde de la ladera oeste de su meseta, como si estuvieran en eterna contemplación de la Huaca de Ventarrón y de Chiclayo, ciudad cuyo indígena nombre mochica se traduce en: “lugar de ramas verdes o jóvenes”. Esta significativa traducción ha hecho que me pregunte más de una vez: ¿Será que los rahmas chiclayanos son los benjamines de nuestra querida Misión?
Y no pude dejar de extasiarme ante la hermosura del brillante y colorido paisaje constituido por las Lagunas de Boró, enmarcadas desde estas alturas por las no muy altas montañitas laterales, uno de lo cuales es el enigmático “Cerro Piramidal” ubicado hacia el este, mientras el telón de fondo es una interminable y bellísima alfombra de verdes cañaverales, la cual termina en las suaves cumbres que sirven de borde al horizonte norte. ¡En verdad una vista digna de los dioses!
Ya a la las 9:15 habíamos desarmado las carpas y unos veinte minutos antes de las diez iniciábamos el camino de regreso. Descenso lento pero no muy largo, desde la meseta a las lagunas, que nos llevaría unos 30 o 40 minutos hasta la salida de las grandes masas de agua de Boró. Esto fue mucho menos que la hora completa que nos llevo subir hasta la zona del campamento el día anterior. Por el camino, entre broma y broma, venía comentando con “Che” las experiencias vividas durante la “salida”; las vivencias externas, los incontables e intensos fogonazos de luz y los contundentes avistamientos; por supuesto también algunas interiores, las visiones, los sentimientos generados por ellas y las concordancias de lo experimentado por todos.
Una hora después llegamos a la casa de “Che” Luis Alejandro, cansados físicamente, pero con una increíble sensación de paz, armonía y satisfacción por la labor realizada en unión de todos, los de aquí y los de otras salidas, tanto en nuestro Dpto. de Lambayeque como en el resto del país.
¡Que la paz de El Profundo, llene los corazones y la mente de cada uno de ustedes!
Vuestro hermano en misión:
Rodolfo F. Liau-Kang Ch. (Amer-am).