viernes, 9 de noviembre de 2012


ANATOMIA DE UN CONTACTO.

“…Hoy cada vez son más los psiquiatras y psicólogos de avanzada que están incursionando en la espirituali¬dad para resolver los problemas que aquejan al ser humano, problemas de incomunicación consigo mismo y con el ambiente que lo rodea. En la antigüedad se ha¬blaba del ser humano como un ser integral, por lo que un medico era en aquel entonces una suerte de doctor, sanador, dietista, naturista, electricista (el cuerpo hu¬mano es un circuito eléctrico), psicólogo, psiquiatra, confidente, sacerdote y maestro, todo junto. Hoy no. Hemos separado las cosas con aquel malentendido de la especialización. En la actualidad hay un medico pa-ra el cuerpo, un psicólogo o psiquiatra para la mente y un sacerdote para el alma, aun cuando las investiga¬ciones diversas y los conocimientos ancestrales de-muestran que antes de que se enferme el cuerpo suele enfermarse la mente y antes que la mente, el alma. El ser humano actual esta incompleto como incompleta en su actuar esta la medicina, por ello hay que ir a la causa de las enfermedades y no al efecto. El descono¬cimiento de uno mismo, la soledad y el individualismo, así como el sentimiento de culpa que han explotado convenientemente las religiones, aunados a los resenti-mientos y los rencores estimulados por los oscuros in¬tereses políticos; la incapacidad de perdonarse y de perdonar; las frustraciones frente a los falsos valores de esta sociedad, etcétera, han envenenado la vida del ser humano por lo que llega el momento de regresar a los orígenes. Debemos perder el temor a volver a empezar desde el principio, con la diversidad como consigna, sin razas, ni naciones, ni fronteras, ni religiones, o sim-plemente respetando la variedad de respuestas y alter¬nativas, buscando la unidad en la diversidad; esto es: todo aquello que nos une y no aquello que nos sepa¬ra.
En otras palabras, es el momento para darle opor¬tunidad al amor a través del respeto, la comprensión, la tolerancia y el perdón en nuestras relaciones con no¬sotros mismos, con los demás y con la vida, manifesta¬da en la naturaleza. Solo así sobreviviremos a la actual crisis de crecimiento humana.
Como es el momento de amar y de amarse, debe¬mos empezar por mejorar nuestra relación con noso-tros mismos y con los demás, por lo cual debemos aprender a contactarnos primero con nuestro ser inter¬no o real ser, a través del silencio y la meditación. En la medida que restablezcamos la comunicación podre¬mos redescubrir al otro, al amigo, a la pareja, a los hi¬jos, a la familia y, por que no, a toda la humanidad. Cuando esto comience a darse, el contacto con el uni¬verso vendrá por si solo Como consecuencia de aque¬llo que nosotros mismos hemos iniciado.
El contacto con otros seres o entidades no debe ser un fin en si mismo sino tan medio para perfeccionar nuestro autoconocimiento. Debe servir este como un ejemplo, modelo o estimulo de nuestras realizaciones futuras, que son de nuestra total responsabilidad.
Debemos tener presente que la técnica no es lo más importante en el proceso de autobservación y autoco¬nocimiento, lo realmente fundamental es la actitud; porque si uno cree lo que hace, crea con ello las con¬diciones para materializar resultados positivos. Así, sea cual fuere la técnica que escojamos, lo importante siempre será la actitud mental positiva. Y técnicas hay muchas y muy diferentes Como diferentes y variados entre si somos los seres humanos.
En el contacto con entidades vibratoriamente más evolucionadas uno tiene que estar dispuesto a apren¬der a escuchar, por cuanto el contacto suele ser inducido, provocado más por estas entidades que por no¬sotros. Entonces, lo que mejor podemos hacer es pre-disponernos, hipersensibilizándonos a través de la res¬piración, la relajación, la concentración y la meditación.
El que estas entidades bajen su vibración para co¬nectarse con nosotros no quiere decir que uno deje de lado el esfuerzo personal de elevar su propia vibración, y por que no, alcanzar por uno mismo un contacto. Y una vez obtenido el contacto el gran esfuerzo será man¬tenerlo, por cuanto todo tiende a confabularse para ha¬cernos perder la dimensión de lo real y maravilloso, empezando por nuestros egos y defectos. El delirio, el desvarío, el engaño siempre estarán rondando nuestras recepciones si es que no nos mantenemos vigilantes y críticos de nuestro propio trabajo interno y grupal.
Toda la etapa previa de trabajo en el autoconoci¬miento nos va a ir permitiendo conocernos cada día mejor, ordenando nuestros pensamientos y aprendiendo a reconocer cuando las ideas que vienen a nuestra mente son nuestras y cuando no lo son. Con ello uno no solo llega a discernir sino también a sentir con cla¬ridad e intensidad, la realidad y procedencia de los po¬sibles mensajes.
En la conexión con un mayor nivel de evolución hay muchas alternativas de comunicación que cuentan con sus propias manifestaciones, así nos encontramos con la telepatía, la psicografía, comunicación astral (du¬rante los sueños), la vasografia, la psicovoz, etcétera. Lo fundamental aquí es que por ningún motivo debe¬mos permitir que la comunicación se de sin que el re¬ceptor o receptores estén plenamente conscientes du¬rante la transmisión.
Jamás se debe permitir un estado de trance o semitrance, por cuanto ello da pie a la pre¬sencia y participación de entidades- desencarnadas o también llamados bajos astrales, que podrían aprovechar la oportunidad que se les facilita para manifestarse y hasta procuran una posesión, cohabitando nuestro vehículo físico. Es cierto que existen ejercicios de protec¬ción y que cada cual posee una barrera inmunológica no solo contra enfermedades, sino contra la asechanza de entidades, que es el llamado huevo áurico, aura o cuerpo bioplasmático, pero el peligro siempre existe por cuanto hay diversas causas que debilitan nuestra protección, como los miedos, las depresiones, una en-fermedad, la inseguridad o la excesiva confianza. Sa¬bemos que un extraterrestre con cuerpo físico no pue¬de abandonarlo para meterse en el cuerpo de otra per-sona, porque si esa entidad así lo hiciera o intentara, seria una trasgresión a las leyes que existen, y en to¬do caso no seria un extraterrestre sino un espíritu. Y en el caso de algunos seres extraterrestres que no poseen corporeidad y son seres de energía, como también ocu¬rre con los maestros ascendidos -que ya han trascen¬dido la rueda de las reencarnaciones- o con los Ángeles, todos ellos suelen respetar el orden de las cosas, por lo que procuran la comunicación mental telepática a distancia porque de tal manera no hay intromisión, invasión ni agresión alguna contra el libre albedrío. Con la incorporación, mediumnidad o también llamado fenómeno del "channelling", se estaría dejando la puer¬ta abierta para que en el futuro cualquier entidad baja ingresara a su antojo en el cuerpo de la persona, per¬judicándola. Pero es bueno aclarar que bajo ciertas condiciones y en casos muy específicos, podría darse la incorporación de una entidad en otra, por breve tiempo, de mutuo consentimiento y siempre que real-mente fuese una entidad elevada, como elevada fuese la causa que lo llevase a realizar dicha simbiosis o for¬ma de trasmigración.
Hay que diferenciar el contacto extraterrestre, del intraterrestre, y del interdimensional. El contacto extra¬terrestre es el que se establece con seres de otros pla-netas provenientes de nuestro universo material, y que procuran comunicarse con nosotros llegando con sus naves espaciales en contactos físicos directos, proyecciones holográficas (de imágenes a veces no muy definidas) con presencia de naves cercanas o las llamadas canéplas (monitores esféricos también llamados “ojos de gato"), contactos mentales telepáticos, telepáticos psicográficos (escritura automática) y contactos astrales conscientes (preparando éstos a la persona para futu¬ros contactos físicos, para los que en ese momento no estaría preparada la persona o no sería conveniente).
El contacto intraterrestre es el que llega a producir¬se con los habitantes del intramundo, sobrevivientes de civilizaciones desaparecidas de la superficie terrestre y que se encuentran en la actualidad aislados a través de una red de túneles y ciudades subterráneas bajo nues¬tro mundo, guardando los archivos de la verdadera his¬toria planetaria, constituyéndose ellos en la actualidad como el gobierno interno positivo planetario. Este con¬tacto puede producirse mentalmente, astralmente y a nivel físico en ciertos lugares aislados del planeta don¬de uno es llamado o invitado a ingresar pero siempre después de un periodo de depuración.
El contacto interdimensional es aquel que puede lle¬gar a establecerse desde el plano elemental hasta el plano angélico, produciéndose después de un proceso de purificación personal que lo lleve a uno a conectar a través de sus vehículos sutiles con todas estas entidades, pudiendo realizarse también a un nivel mental, astral y espiritual.
Toda experiencia de contacto requiere -como ya he mencionado anteriormente en otras obras-, que quien reciba los mensajes sea una persona sana y equi¬librada, ecuánime, responsable y objetiva, disciplinada y abierta a la crítica, sincera, humilde y valiente. Todos estos requisitos son previos como para que después el mensaje a canalizarse sea: coherente y lógico; positivo y que ofrezca alternativas; universalista y respetuoso; atemporal (que mantenga su vigencia más allá del tiem¬po); constructivo; entendible en si mismo (que no re¬quiera de alguien que lo interprete); que mantenga la línea de los mensajes anteriores; que no se contradiga; que siempre ofrezca aportes nuevos y sobre todo, que se pueda confirmar, ya sea por una manifestación ex-traordinaria de la que puedan ser testigos muchas per¬sonas o por la revelación de acontecimientos futuros comprobables a corto plazo.
Cuanta mayor sea nuestra objetividad y espíritu cri¬tico, acompañado de apertura mental, tanto menor será el peligro del mentalismo, de afloramientos del subconsciente, delirios y evasiones de la realidad. También es importante que no permitamos que los mensajes gi¬ren en torno de una sola persona o de muy pocas, por-que los egos pueden hacernos tropezar fácilmente, per¬diendo rápidamente la percepción de lo real, imagi¬nando cosas o fraguando mensajes justificatorios de los peores disparates.
Debemos trabajar en grupo y con mocha valentía la recepción de los mensajes y su posterior análisis, así re¬duciremos al mínimo los márgenes de error.
No caigamos en el terrible desacierto de trasladar la responsabilidad a alguien y recargar sobre ella la pesa¬da y difícil labor de la orientación grupal mediante los mensajes. La comunicación es un riesgo que hay que asumirlo entre todos, así como entre todos debemos motivarnos a mantener el trabajo interno y la prepara¬ción, para que dicha recepción fluya verdadera y au-tentica de manera permanente, pidiendo cada cierto tiempo manifestaciones exteriores que comprueben no solo la seriedad de lo que se está viviendo sino la vi-gencia del contacto. Este tipo de comprobaciones se deben solicitar sobre todo cuando los mensajes recepcionados involucran afirmaciones o anuncios impor-tantes. Así, el camino adecuado es que primero se con¬firmen los mensajes y solo después se den a conoci¬miento público, no antes.
Una inadecuada interpretación que disfrace una ex¬cesiva modestia y humildad lleva a ciertas personas a dar por hecho que los supuestos mensajes que están recibiendo -por su contenido profundamente espiri-tual, poético o confuso-, son de procedencia ajena a ellos, presumiblemente extraterrestres, maestros ascen¬didos o ángeles (están de moda). Obviamente, estos mensajes no se pueden confirmar porque no hay for¬ma alguna de comprobarlos, y suelen ser sus recepto¬res los principales opositores a su comprobación, por cuanto así -en el aparente misterio de su proceden¬cia-, se conserva la magia o el encanto de su recep¬ción; y el peligro que acompaña esta situación, es que su aceptación y validez supone un acto de fe, surgien¬do modernas tendencias sectarias fanáticas religiosas a la luz de estas recepciones. Porque si se aceptase la propia autoría, libres de todo exotismo, lo mas seguro es que equivocadamente no se les tomaría en cuenta por muy profundas y trascendentales que fueran las pautas trasmitidas... Y es que todo mensaje es bueno por lo que dice, no por quien lo dice.
El antenaje, como le llamamos a la capacidad o ha¬bilidad para canalizar mensajes de los guías, es algo que puede aprenderse si nos adentramos en este terreno con una mentalidad libre y valiente. Al principio tendremos que tener paciencia y más adelante cons-tancia en nuestra preparación.
A continuación vamos a compartir el contenido de innumerables mensajes recibidos…”
Sixto Paz.