jueves, 23 de abril de 2009

PAITITI; MISION RAHMA - RAHMA ES AMAR




EL MENSAJE DE EL DORADO
INFORME DE LA EXPEDICIÓN AL REINO PERDIDO DEL PAITITI

España, EE. UU., Chile y Perú

PROLOGO
Siempre nos hemos preguntado si todos aquellos insistentes viajes al Paititi eran realmente necesarios. Para algunos, las expediciones de 1989 y 1990, cuando aún existía la organización RAMA, fueron más que suficientes. Para otros, no todos los objetivos habían sido cumplidos, y por tanto se justificaba la planificación de nuevas expediciones a uno de los Retiros Interiores más importantes de la Hermandad Blanca en Sudamérica.
Sea como fuere, lo cierto es que los mismos Guías a través de experiencias concretas y palpables, pidieron que nuevamente se conectara con Paititi en verdaderos viajes de peregrinación. Si bien hemos aprendido que la Hermandad Blanca puede comunicarse con nosotros a pesar de las distancias, también es verdad que los viajes de conexión con los Retiros Interiores juegan un papel trascendental para comprender e interpretar desde una vivencia intensa y directa, el despliegue y asistencia del Gobierno Interior Positivo del Planeta dentro del plan de contacto RAHMA.
Si se han realizado tantos viajes al Paititi, quizá se deba a que en cada uno dejamos una labor pendiente, o también porque cada peregrinaje a las selvas del Manú sellaría una “parte” del plan global en esta región del mundo. Quisiéramos dejar en claro, que en este sentido nos referimos única y exclusivamente a los viajes al Paititi que fueron realmente confirmados y avalados por los Guías.
El 14 de agosto de 1998, 17 personas de los grupos de contacto de España, Puerto Rico, Uruguay, Chile y Perú, concluíamos una intensa jornada en Pusharo, la roca de los símbolos que susurra en las cuatro direcciones del mundo la leyenda del Paititi.
Mientras nuestros pasos atravesaban en su retorno al “mundo” la exuberante jungla del Manú, así como los sinuosos ríos que murmuran extrañas voces cada vez que arrastran cantos rodados, sentíamos que en esta región de la Tierra, donde la Hermandad Blanca custodia celosamente la verdadera Historia de la Humanidad, había quedado una importante tarea pendiente. Intuíamos que habría un nuevo viaje. Pero para estar seguros de ello, al igual que en otras oportunidades, tendríamos que esperar a que se vuelvan a dar las condiciones, y que los mismos Guías y Maestros, nos diesen una contundente confirmación para volver por las sendas de El Dorado. De esta forma, se empezaría a gestar un nuevo viaje a la selva.
Realmente no nos imaginábamos que de todo esto se iniciaría una verdadera “reacción en cadena” que no culminaría hasta que en agosto del 2000, siete personas en representación de la Misión y la Humanidad, alcanzaron el lugar marcado, aquel que como bien afirmaron los Guardianes del Paititi: “Nunca antes se había llegado”.
Con sincero aprecio y cariño, esperamos que este informe, que hemos procurado presentarlo de una forma clara y didáctica, pueda contribuir a entender un poco más nuestro compromiso con la Misión y, por encima de todo, con nosotros mismos.
Grupo de viaje Paititi 2000

LA INVITACIÓN
Durante todo 1999, se fueron recibiendo diversas comunicaciones ¾tanto en el Perú como en otros países¾ que hablaban de un nuevo viaje al Paititi.
En diciembre de ese mismo año, llevamos a cabo un Encuentro Internacional que reunió en el desierto de Chilca a unas 70 personas de Uruguay, Argentina, Paraguay, Chile, Ecuador y Perú, con el objetivo de trabajar mentalmente para contrarrestar la tensión mundial por la denominada crisis de “Fin de Milenio”, por cuanto el advenimiento del año 2000 ¾al margen del conocido error de siete años en el calendario¾ había servido de bandera a diversos grupos de carácter sectario que profetizaban un verdadero fin del mundo.
En este encuentro ¾que fue apoyado y avalado por los Guías desde su preparación, incluso a través de avistamientos programados¾ recibimos la confirmación del viaje al Paititi.
El 30 de diciembre, en las comunicaciones recibidas durante un trabajo de antenaje, los Guías nos sorprendieron no sólo afirmando la autenticidad de un nuevo viaje al Manú, sino que el mismo debería realizarse en simultáneo con otros dos lugares en agosto del 2000: La Cueva de los Tayos y la Sierra del Roncador.
Sobre el Roncador, enclave relacionado con la Hermandad Blanca en el Mato Grosso brasileño, y que debe el singular nombre a los extraordinarios sonidos que parecen surgir del suelo, como si “algo” estuviese en actividad en el mundo intraterrestre de la zona, era un punto citado por Joaquín en el contacto físico de 1998 para ser visitado por nuestros grupos. Ello era importante, por cuanto sería el primer viaje de la Misión a esta enigmática región del mundo.
Un hecho que nos invitó a considerar la posible realidad de cuanto afirmaban los mensajes, fue un comentario de Rafael Calderón, comprometido hermano del Ecuador y veterano de viajes anteriores a La Cueva de los Tayos. Era inquietante saber que los grupos de Quito estaban por organizar un nuevo viaje al mundo intraterrestre que diera a conocer hace treinta años el húngaro-argentino Juan Moricz, y precisamente para agosto del 2000, sugerido por los Guías a través de las comunicaciones. Al parecer, todo empezaba a tomar forma.
Eran las 7:00 p.m., y tal como se marcaba en los mensajes recibidos esa misma tarde, iniciamos nuestra práctica de Ayuno Silente. En una pequeña hondonada, entre unos cerros, Ricardo González y Camilo Valdivieso se encontraron durante la práctica sugerida por los Guías. El hecho de que ambos coincidieran en el lugar fue sentido como una señal de que “algo” importante podría darse.
Cuando la práctica concluyó una hora más tarde, Ricardo y Camilo percibieron que el tiempo había sido muy corto, y que quizá se había cometido un error al no cumplir cabalmente las comunicaciones que marcaban el trabajo hasta las 9:00 p.m. Decidieron entonces quedarse.
Dejándose guiar por la intuición, así como las percepciones que tenían de adentrarse más en el desierto ¾y que, definitivamente, eran guiadas por “alguien”¾, terminaron en una zona que parecía cubierta por una sábana plateada de energía, que inicialmente pensaron podía tratarse de neblina acumulada en las faldas de los cerros circundantes. Pero en verdad se trataba de otra cosa.
Unos ruidos metálicos ¾que recordaron una experiencia anterior¾ quebraron de pronto el silencio, como si una plancha de acero hubiese caído con fuerza al suelo. El fenómeno se repitió en dos ocasiones más, y entonces, al pie de un cerro, que nuestros amigos estiman podría hallarse a unos 300 metros de su ubicación, observaron un clarísimo Xendra, con su característica apariencia de media luna brillante posada en el desierto.
Fuera del umbral dimensional ¾y esto lo pudieron comprobar después al acercarse¾ físicamente se hallaba un Guía, de unos tres metros de altura, con un buzo plateado que le quedaba suelto y un ancho cinturón así como unas impresionantes botas que le llegaban prácticamente hasta las rodillas. El rostro, que terminaba en un mentón afilado, era firme y bello, de un hombre de unos 35 años, con un hermoso cabello cano platinado, largo, hasta los hombros, y que era mecido por la sutil brisa del desierto.
El Guía se identificó como Antarel, pidiendo tanto a Ricardo como a Camilo que uno por uno fuesen ingresando al Xendra, donde vivieron una experiencia mental o astral que les mostró, entre otras cosas, el Disco Solar del Paititi, como un mensaje de que aún teníamos una responsabilidad por concretar en el retiro amazónico. Antarel, que en todo momento estuvo guiando la experiencia, les dijo que la Triangulación de agosto ¾refiriéndose a los tres viajes en simultáneo¾ había sido esperada de hace mucho por ellos, y que este despliegue permitiría recibir importante información de manos de la Hermandad Blanca y marcar una nueva y trascendental etapa en el papel de Sudamérica en el concierto de las naciones y nuestro proceso como grupo de contacto.
Cuando volvieron al campamento, en medio de los poderosos fogonazos que las naves proyectaban ocultas desde el firmamento ¾y que incluso fueron observados por el grueso del grupo¾, supimos que todos estábamos a puertas de una responsabilidad muy grande. Habría que prepararse.
LA PREPARACIÓN
Durante varios meses pensamos que no fue lo más indicado difundir abiertamente la experiencia de contacto físico en Chilca, ya que la misma requería reflexión y por encima de todo prudencia. No obstante, el tiempo como en todo nos demostró que, si bien es cierto elegimos mal el momento de compartir semejante vivencia ¾ni bien llegamos al campamento¾, aún más teniendo en cuenta el mensaje y la corroboración de los viajes que traía de por sí, y que incluso nos dimos el lujo de cuestionar o restar importancia, sólo más tarde valoraríamos y entenderíamos este acercamiento de los Guías.
El 22 de julio del 2000, 24 personas ¾un número clave a tener en cuenta¾ de España, EE.UU., Uruguay, Chile, Ecuador y Perú, nos reunimos en la meseta de Marcahuasi, a más de 4.000 metros de altura, para trabajar por los viajes que en breve se realizarían a los tres puntos citados en Ecuador, Brasil y Perú.
En los meses preparatorios para la salida a Marcahuasi, diversos grupos salieron al campo para realizar consultas en comunicación, todas ellas relativas a los viajes de agosto. En estas salidas se solicitó a los Guías avistamientos programados para verificar la autenticidad del contacto y que el apoyo de ellos era vigente para la Triangulación. En todos los casos la respuesta fue concreta, como ocurrió por ejemplo en el Cajón del Maipo, con los grupos de Chile; en el Volcán Etna (Italia), con los grupos de España; Sebastián Park con los grupos de Miami; y el desierto de Chilca en Perú, entre otros lugares.
Algo realmente curioso, es que en Marcahuasi nos congregamos todos aquellos que teníamos una estrecha relación con los tres viajes. Lilian y Betty Rodao de Uruguay, formaban parte del equipo de trabajo que desde Montevideo preparaba la expedición a la Sierra del Roncador. Rafael Calderón de Ecuador, nuevamente integrante de un periplo al mundo subterráneo de los Tayos, se hallaba presente. Y en relación con el Paititi, los siete integrantes del viaje nos hallábamos también en la salida. Ello nos permitió entablar una mejor sintonía y coordinar el trabajo de cada expedición para cumplir los objetivos.
En el caso del Paititi, el objetivo se resumía en lo siguiente: acceso a los Retiros Interiores y recepción de nuevas informaciones sobre el Plan Cósmico y la Misión RAHMA.
Realmente, fue gratificante comprobar la contundente presencia de los Guías vía avistamientos las dos noches que estuvimos trabajando en la meseta. Ellos, en los mensajes previos a esta salida, advirtieron su presencia, como una muestra de amor y apoyo a la gravitante responsabilidad que, en nombre de la Misión y la Humanidad, teníamos entre manos.
Todo esto lo asumimos con humildad, y sobre la base de toda la experiencia adquirida en otros viajes ¾en donde cometimos muchos errores¾ nos comprometimos a cumplir cabalmente los objetivos recibidos.
Luego de esta salida a Marcahuasi, el grupo de viaje al Paititi se aprestó a iniciar la expedición.
LA PRIMERA PRUEBA
Cusco, “El Ombligo del Mundo” dentro de la cosmogonía incaica, era el punto de reunión de los siete expedicionarios al Paititi. Los Guías habían sugerido que se formaran grupos pequeños no mayor a siete de afinidad y sintonía, conformados por personas comprometidas con la Misión y cuyas experiencias avalen realmente su presencia en los viajes. De esta forma, se conformó el siguiente equipo:

1. Maribel García (España) 5. Hans Baumann (Perú)
2. Carlos Berga (España) 6. Nimer Obregón (Perú)
3. Raymundo Collazo (EE.UU.) 7. Ricardo González (Perú)
4. Camilo Valdivieso (Chile)


Grupo expedicionario al Paititi durante uno de los descansos.
De izquierda a derecha: Nimer Obregón, Ricardo González,
Raymundo Collazo, Maribel García, Carlos Berga,
Camilo Valdivieso y Hans Baumann.

El 30 de julio todo el grupo se hallaba reunido ¾a excepción de Nimer que por motivos de trabajo arribaría el día 31¾ en el Hotel Tumi, un sencillo pero acogedor hospedaje que ha sido una verdadera “base de operaciones” en los últimos viajes a Q`eros y Paititi.
Aquel mismo día, en una de las habitaciones nos acomodamos para meditar, y luego que concluyese el trabajo ¾una proyección mental hacia el Paititi¾ nos llevamos una sorpresa.
Todos habíamos captado distintas impresiones transmitidas por la Hermandad Blanca en relación con el viaje, percepciones que fueron incluso confirmadas por un mensaje de Alcir que se leyó al final del trabajo y que resumía de forma impactante las experiencias del grupo durante la meditación.
A continuación transcribimos totalmente el texto:

“Desde el Retiro Interior del Paititi, Alcir proyectándose:
Por encargo del Maestro Joaquín, me acercó a vosotros para anunciarles que estaremos muy cerca apoyándolos y protegiéndolos. Durante el camino en la selva, podrán distinguirnos, cerca, observando, físicamente. Nuestra proximidad obedece al Plan de contacto de agosto, mas saben que es de ustedes la responsabilidad y verdadero amor por cumplir con los objetivos.
Es importante que liberen vuestras mentes de todo preconcepto o idea de cómo debería ser el viaje. Fluyan a través de la selva, y verán todo cumplirse, de la forma más simple y natural.
Procuren mantener un constante diálogo de todo cuanto van sintiendo y observando. Cada uno recibirá algo de nosotros, y en la medida que unan vuestros esfuerzos y experiencias, irán entendiendo y comprendiendo.
Todo protagonismo o vehemencia deben ser transmutados en amor y humildad. Aunque no lo parezca, la travesía en medio de la jungla podría jugarles un mal rato si no tienen en claro este punto.
Era importante que fueran siete. Viajan las personas correctas, y en verdad les decimos que estuvimos detrás de la conformación del grupo expedicionario. Ahora resta que el grupo sea como uno para llegar al lugar marcado.
Recuerden cómo llegaron a la Misión, cómo sus vidas fueron transformadas en la medida que cada paso vuestro los conducía por senderos de conocimiento y sabiduría.
Deben meditar en el Disco Solar, porque él también los protegerá. No olviden que no se trata sólo de una herramienta cósmica, el Disco puede actuar por sí mismo, por cuanto está lleno de vida.
No tengan temor alguno porque nada malo les sucederá. Pruebas tendrán, pero cuentan con la preparación para enfrentarlas con éxito. Cuando vean las naves de la Base Azul sobrevolando el campamento, o puedan detectar nuestra presencia física en el lugar, no sólo sabrán que no están solos, sino que confiamos plenamente en ustedes y en lo que representan.
Pusharo será importante porque allí empezarán a entender. El Mecanto se abrirá a ustedes en la medida que abran vuestro corazón.
Con Amor, Alcir”

PUSHARO ARTE RUPESTRE EN LA SELVA