lunes, 25 de enero de 2010
RESPIRACION, RELAJACION CONCENTRACION, MEDITACION
RESPIRACION, RELAJACION CONCENTRACION, MEDITACION
MISION RAHMA
…". Estuve todo el año de 1973 asistiendo continuamente y asimilando, sin saberlo, muchas cosas que después me serian de suma utilidad, porque predispondrían el contacto. Entre las técnicas que me enseñaron en aquella época están: La Respiración, la Relajación, la Concentración y la Meditación.
Es increíble que necesitando respirar pare vivir no sepamos hacerlo adecuadamente, y desaprovechemos gran parte de la capacidad de nuestros pulmones, porque con la respiración activamos y cargamos el sistema eléctrico interno, que es el sistema nervioso. Pare aprender a respirar debemos empezar por saber: de que una buena respiración debe ser profunda, lenta y rítmica, siempre por la nariz, buscando llenar al máximo de capacidad los pulmones, poniendo en funcionamiento todo el aparato respiratorio
Una correcta respiración, oxigena nuestra sangre, energetizando nuestro organismo, dándonos mayores fuerzas y energía para - transformarla en trabajo. También una óptima respiración nos permite desarrollar mayor atención pare el estudio y nos posibilita una adecuada relajación.
La relajación es el paso inmediato pare que, aprovechando la .energía que da la-respiración podamos liberar al organismo de la tensión y entonces dirigir toda la atención a la mente. Para relajarnos es recomendable aprender a hacerlo en grupo, tendidos en el suelo, boca arriba (de espalda), sobre una alfombra o frazada, totalmente horizontales. Se empieza con respiraciones profundas, con los ojos cerrados, los brazos se colocan a los lados del cuerpo con las palmas hacia arriba y los talones tocándose ligeramente. El trabajo a realizarse consiste en visualizar o imaginar cada parte de nuestro cuerpo, empezando por los pies, imaginando que vamos masajeando cada una de las partes del organismo con nuestras manos; pasando por los músculos, huesos y órganos, hasta llegar finalmente a la cabeza y el cerebro.
Una vez que la persona aprende a relajarse de manera horizontal, le resulta más fácil lograrlo sentado y hasta parado. Llegando a liberarnos totalmente de la tensión, podremos descansar mejor independientemente de la cantidad de horas que se duerma, además que esto facilitará llegar conscientemente al desdoblamiento astral durante el sueño.
Son recomendables los ejercicios estando sentado, al pie de la cama, con la columna recta, sin ropa apretada ni objetos metálicos, haciendo inhalaciones lentos, reteniendo luego el aire y finalmente exhalando también lentamente, esto se hará varias veces en la mañana al levantarse.
Le sigue a la respiración y relajación, el aprendizaje de la concentración, porque sólo se llega preparado a esta cuando contamos con la energía suficiente y superamos las distracciones que vienen por la incomodidad del cuerpo. La concentración permite poner orden a la multitud de pensamientos que atormenta nuestra mente.
En un tiempo de velocidad en el que vivimos de prisa, pensando todo a la vez, sin resolver nada y dejando que las ideas que se acumulan obsesivamente - sembrando tensión-- materialicen su negatividad sobre nuestro cuerpo, trayendo úlceras, cálculos, estreñimiento, insomnio, etc. se hace necesario un control de la mente y un fortalecimiento de la voluntad. Ello se puede lograr y es recomendable que así sea, por medios naturales, descartando las drogas y estimulantes de cualquier tipo que sumergen a la persona en un deprimente estado de dependencia, debilidad y engaño, porque los problemas no se resuelven así, sino que se posponen para venir con mayor fuerza y encontrarnos incapaces de enfrentarlos. .
Mediante la concentración, aprendemos a reconocer nuestras propias ideas en la medida en que las procuramos dominar. De este reconocimiento podremos diferenciar cuando lleguen a nuestra mente, imágenes distintas, pensamientos que podrían proceder de una entidad ajena a nosotros.
Como cuarto paso en nuestro aprendizaje en el camino espiritual y en el sendero de la autorrealización a través del autoconocimiento, está la meditación. No llegaremos a conocer jamás nuestro potencial mental si es que no nos damos antes un momento de soledad y silencio en nuestra búsqueda: ahí podremos realizar distintos tipos de meditación, entre ellos: la contemplación o identificación con objetos externos mediante una detenida observación de los mismos. Otra forma de meditación es la Mántrica, que consiste en la realización de vocalizaciones o repeticiones mentales de claves vibratorias que eleven la frecuencia personal, llevándola a tener experiencias conscientes en planos sutiles más elevados.
La meditación finalmente, después de romper nuestras barreras espirituales y, enseñarnos lo ilimitado del aprendizaje humano, nos sumerge en un estado de paz interior perfecta, así como en la plenitud de la integración con la armonía. En ningún caso pretende una evasión de las responsabilidades de la vida diaria, sino que al contrario, nos compromete con la verdadera realidad y nos permite ser conscientes de lo transitorio, de lo que sólo es una ilusión, un montaje es de conocimiento general que la gran cantidad de enfermedades que agotan al hombre moderno, son de origen psicosomático en el cual cada uno asume un papel a representar, como en "El Gran Teatro del Mundo": La meditación, durante miles de años; ha dado la oportunidad al hombre de enfrentar de forma madura y con correcto discernimiento, las pruebas que se atraviesan en la evolución, de la que la vida es sólo un eslabón de una cadena interminable de experiencias.
El punto máximo de la meditación es llegar a poner la mente en blanco, o sea sin ningún pensamiento que irrumpa en nuestro cerebro porgue se tiende._comúnmente, a buscar a través de la relajación, el aliviar el cuerpo de la tensión, pero nos olvidamos siempre de la mente, que también debe relajarse cesando dentro de ella todo pensamiento.
Hasta aquí habremos preparada nuestro cerebro para recepcionar ideas que no sean nuestras, pudiéndolas distinguir de las propias, pero sobre todo nuestra voluntad será fortalecida como para impedir que nada se imponga sobre nosotros y nos impida hacer uso de nuestro libre albedrío.
Extraído del Libro: “Los Guías Extraterrestres” de Sixto Paz Wells.